Calendario Litúrgico

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Día de Pascua

La Colecta:

Dios todopoderoso, que por nuestra redención entregaste a tu unigénito Hijo a muerte de cruz, y por su resurrección gloriosa nos libraste del poder de nuestro enemigo: Concédenos morir diariamente al pecado, de tal manera que, en el gozo de su resurrección, vivamos siempre con Jesucristo tu Hijo nuestro Señor; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.

o bien:

Oh Dios, que hiciste resplandecer esta noche santísima con la gloria de la resurrección del Señor: Aviva en tu Iglesia aquel Espíritu de adopción que nos es dado en el Bautismo, para que nosotros, siendo renovados tanto en cuerpo como en mente, te adoremos en sinceridad y verdad; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.

o bien:

Dios omnipotente, que por medio de tu Hijo unigénito Jesucristo has vencido la muerte y nos abriste la puerta de la vida eterna: Concede a los que celebramos con gozo el día de la resurrección del Señor, que seamos resucitados de la muerte del pecado por tu Espíritu vivificador; mediante Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.

Primera Lectura: Hechos 10:34-43 o Isaías 25:6-9

34 Pedro entonces comenzó a hablar, y dijo: —Ahora entiendo que de veras Dios no hace diferencia entre una persona y otra, 35 sino que en cualquier nación acepta a los que lo reverencian y hacen lo bueno. 36 Dios habló a los descendientes de Israel, anunciando el mensaje de paz por medio de Jesucristo, que es el Señor de todos. 37 Ustedes bien saben lo que pasó en toda la tierra de los judíos, comenzando en Galilea, después que Juan proclamó que era necesario bautizarse. 38 Saben que Dios llenó de poder y del Espíritu Santo a Jesús de Nazaret, y que Jesús anduvo haciendo bien y sanando a todos los que sufrían bajo el poder del diablo. Esto pudo hacerlo porque Dios estaba con él, 39 y nosotros somos testigos de todo lo que hizo Jesús en la región de Judea y en Jerusalén. Después lo mataron, colgándolo en una cruz. 40 Pero Dios lo resucitó al tercer día, e hizo que se nos apareciera a nosotros. 41 No se apareció a todo el pueblo, sino a nosotros, a quienes Dios había escogido de antemano como testigos. Nosotros comimos y bebimos con él después que resucitó. 42 Y él nos envió a anunciarle al pueblo que Dios lo ha puesto como Juez de los vivos y de los muertos. 43 Todos los profetas habían hablado ya de Jesús, y habían dicho que quienes creen en él reciben por medio de él el perdón de los pecados.     

o

En el monte Sión, el Señor todopoderoso
preparará para todas las naciones 
un banquete con ricos manjares y vinos añejos, 
con deliciosas comidas y los más puros vinos. 
En este monte destruirá el Señor 
el velo que cubría a todos los pueblos, 
el manto que envolvía a todas las naciones. 
El Señor destruirá para siempre la muerte, 
secará las lágrimas de los ojos de todos 
y hará desaparecer en toda la tierra 
la deshonra de su pueblo. 
El Señor lo ha dicho. 
En ese día se dirá: 
«Éste es nuestro Dios, 
en él confiamos y él nos salvó. Alegrémonos, gocémonos, él nos ha salvado.»    

Salmo: Psalm 118:1-2, 14-24

  1     Den gracias al Señor, porque él es bueno; *
            para siempre es su misericordia.
  2     Diga ahora Israel: *
             “Para siempre es su misericordia”.
14     Mi fuerza y mi refugio es el Señor, *
            y él me ha sido por salvación.
15     Hay voz de júbilo y victoria *
             en las tiendas de los justos:
16     “¡La diestra del Señor ha triunfado! *
             ¡La diestra del Señor es excelsa! ¡La diestra del Señor ha triunfado!”
17     No he de morir, sino que viviré. *
             y contaré las hazañas del Señor.
18     Me castigó gravemente el Señor, *
             mas no me entregó a la muerte.
19     Abranme las puertas de justicia; *
             entraré por ellas, y daré gracias al Señor.
20     “Esta es la puerta del Señor; *
             por ella entrarán los justos”.
21     Daré gracias porque me respondiste, *
             y me has sido de salvación.
22     La misma piedra que desecharon los edificadores, *
             ha venido a ser la cabeza del ángulo.
23     Esto es lo que ha hecho el Señor, *
             y es maravilloso a nuestros ojos.
24     Este es el día en que actuó el Señor; *
             regocijémonos y alegrémonos en él.

Segunda Lectura: 1 Corintios 15:1-11 o Hechos 10:34-43

Ahora, hermanos, quiero que se acuerden del evangelio que les he predicado. Éste es el evangelio que ustedes aceptaron, y en el cual están firmes. También por medio de este evangelio se salvarán, si se mantienen firmes en él, tal como yo se lo anuncié; de lo contrario, habrán creído en vano. 

En primer lugar les he enseñado la misma tradición que yo recibí, a saber, que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que lo sepultaron y que resucitó al tercer día, también según las Escrituras; y que se apareció a Cefas, y luego a los doce. Después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, la mayoría de los cuales vive todavía, aunque algunos ya han muerto. Después se apareció a Santiago, y luego a todos los apóstoles. Por último se me apareció también a mí, que soy como un niño nacido anormalmente. Pues yo soy el menos importante de los apóstoles, y ni siquiera merezco llamarme apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. 10 Pero soy lo que soy porque Dios fue bueno conmigo; y su bondad para conmigo no ha resultado en vano. Al contrario, he trabajado más que todos ellos; aunque no he sido yo, sino Dios, que en su bondad me ha ayudado. 11 Lo que importa es que, tanto yo como ellos, esto es lo que hemos predicado, y esto es lo que ustedes han creído.     

o

34 Pedro entonces comenzó a hablar, y dijo: —Ahora entiendo que de veras Dios no hace diferencia entre una persona y otra, 35 sino que en cualquier nación acepta a los que lo reverencian y hacen lo bueno. 36 Dios habló a los descendientes de Israel, anunciando el mensaje de paz por medio de Jesucristo, que es el Señor de todos. 37 Ustedes bien saben lo que pasó en toda la tierra de los judíos, comenzando en Galilea, después que Juan proclamó que era necesario bautizarse. 38 Saben que Dios llenó de poder y del Espíritu Santo a Jesús de Nazaret, y que Jesús anduvo haciendo bien y sanando a todos los que sufrían bajo el poder del diablo. Esto pudo hacerlo porque Dios estaba con él, 39 y nosotros somos testigos de todo lo que hizo Jesús en la región de Judea y en Jerusalén. Después lo mataron, colgándolo en una cruz. 40 Pero Dios lo resucitó al tercer día, e hizo que se nos apareciera a nosotros. 41 No se apareció a todo el pueblo, sino a nosotros, a quienes Dios había escogido de antemano como testigos. Nosotros comimos y bebimos con él después que resucitó. 42 Y él nos envió a anunciarle al pueblo que Dios lo ha puesto como Juez de los vivos y de los muertos. 43 Todos los profetas habían hablado ya de Jesús, y habían dicho que quienes creen en él reciben por medio de él el perdón de los pecados.

El Evangelio: Juan 20:1-18 o Marcos 16:1-8

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro muy temprano, cuando todavía estaba oscuro; y vio quitada la piedra que tapaba la entrada. Entonces se fue corriendo a donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, aquel a quien Jesús quería mucho, y les dijo: —¡Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo han puesto! 

Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Los dos iban corriendo juntos; pero el otro corrió más que Pedro y llegó primero al sepulcro. Se agachó a mirar, y vio allí las vendas, pero no entró. Detrás de él llegó Simón Pedro, y entró en el sepulcro. Él también vio allí las vendas; y además vio que la tela que había servido para envolver la cabeza de Jesús no estaba junto a las vendas, sino enrollada y puesta aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio lo que había pasado, y creyó. Pues todavía no habían entendido lo que dice la Escritura, que él tenía que resucitar. 10 Luego, aquellos discípulos regresaron a su casa. 

11 María se quedó afuera, junto al sepulcro, llorando. Y llorando como estaba, se agachó para mirar dentro, 12 y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús; uno a la cabecera y otro a los pies. 13 Los ángeles le preguntaron: —Mujer, ¿por qué lloras? 

Ella les dijo: —Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto. 

14 Apenas dijo esto, volvió la cara y vio allí a Jesús, pero no sabía que era él. 15 Jesús le preguntó: —Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? 

Ella, pensando que era el que cuidaba el huerto, le dijo: —Señor, si usted se lo ha llevado, dígame dónde lo ha puesto, para que yo vaya a buscarlo. 

16 Jesús entonces le dijo: —¡María! 

Ella se volvió y le dijo en hebreo: —¡Rabuni! (que quiere decir: «Maestro»). 

17 Jesús le dijo: —No me retengas, porque todavía no he ido a reunirme con mi Padre. Pero ve y di a mis hermanos que voy a reunirme con el que es mi Padre y Padre de ustedes, mi Dios y Dios de ustedes. 18 Entonces María Magdalena fue y contó a los discípulos que había visto al Señor, y también les contó lo que él le había dicho.     

o

Pasado el sábado, María Magdalena, María la madre de Santiago, y Salomé, compraron perfumes para perfumar el cuerpo de Jesús. Y el primer día de la semana fueron al sepulcro muy temprano, apenas salido el sol, diciéndose unas a otras: —¿Quién nos quitará la piedra de la entrada del sepulcro? 

Pero, al mirar, vieron que la piedra ya no estaba en su lugar. Esta piedra era muy grande. Cuando entraron en el sepulcro vieron, sentado al lado derecho, a un joven vestido con una larga ropa blanca. Las mujeres se asustaron, pero él les dijo: —No se asusten. Ustedes buscan a Jesús de Nazaret, el que fue crucificado. Ha resucitado; no está aquí. Miren el lugar donde lo pusieron. Vayan y digan a sus discípulos, y a Pedro: “Él va a Galilea para reunirlos de nuevo; allí lo verán, tal como les dijo.” Entonces las mujeres salieron huyendo del sepulcro, pues estaban temblando, asustadas. Y no dijeron nada a nadie, porque tenían miedo.     

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Las lecturas del Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y los Evangelios provienen de la Biblia Nueva Versión Estándar Revisada: Edición Anglicana, copyright 1989, 1995, División de Educación Cristiana del Consejo Nacional de las Iglesias de Cristo en los Estados Unidos de América. Usado con permiso. Todos los derechos reservados.

Las Colectas, Salmos y Cánticos son del Libro de Oración Común, 1979.

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