Calendario Litúrgico

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Día de Pascua

La Colecta: 

Dios todopoderoso, que por nuestra redención entregaste a tu unigénito Hijo a muerte de cruz, y por su resurrección gloriosa nos libraste del poder de nuestro enemigo: Concédenos morir diariamente al pecado, de tal manera que, en el gozo de su resurrección, vivamos siempre con Jesucristo tu Hijo nuestro Señor; que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre.  Amén.

o bien:

Oh Dios, que hiciste resplandecer esta noche santísima con la gloria de la resurrección del Señor: Aviva en tu Iglesia aquel Espíritu de adopción que nos es dado en el Bautismo, para que nosotros, siendo renovados tanto en cuerpo como en mente, te adoremos en sinceridad y verdad; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre.  Amén.

o bien:

Dios omnipotente, que por medio de tu Hijo unigénito Jesucristo has vencido la muerte y nos abriste la puerta de la vida eterna: Concede a los que celebramos con gozo el día de la resurrección del Señor, que seamos resucitados de la muerte del pecado por tu Espíritu vivificador; mediante Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre.  Amén.

Primera Lectura: Hechos 10:34-43 o Isaías 65:17-25

34 Pedro entonces comenzó a hablar, y dijo: 

—Ahora entiendo que de veras Dios no hace diferencia entre una persona y otra, 35 sino que en cualquier nación acepta a los que lo reverencian y hacen lo bueno. 36 Dios habló a los descendientes de Israel, anunciando el mensaje de paz por medio de Jesucristo, que es el Señor de todos. 37 Ustedes bien saben lo que pasó en toda la tierra de los judíos, comenzando en Galilea, después que Juan proclamó que era necesario bautizarse. 38 Saben que Dios llenó de poder y del Espíritu Santo a Jesús de Nazaret, y que Jesús anduvo haciendo bien y sanando a todos los que sufrían bajo el poder del diablo. Esto pudo hacerlo porque Dios estaba con él, 39 y nosotros somos testigos de todo lo que hizo Jesús en la región de Judea y en Jerusalén. Después lo mataron, colgándolo en una cruz. 40 Pero Dios lo resucitó al tercer día, e hizo que se nos apareciera a nosotros. 41 No se apareció a todo el pueblo, sino a nosotros, a quienes Dios había escogido de antemano como testigos. Nosotros comimos y bebimos con él después que resucitó. 42 Y él nos envió a anunciarle al pueblo que Dios lo ha puesto como Juez de los vivos y de los muertos. 43 Todos los profetas habían hablado ya de Jesús, y habían dicho que quienes creen en él reciben por medio de él el perdón de los pecados.

o

17 «Miren, yo voy a crear 
un cielo nuevo y una tierra nueva. 
Lo pasado quedará olvidado, 
nadie se volverá a acordar de ello. 
18 Llénense de gozo y alegría para siempre 
por lo que voy a crear, 
porque voy a crear una Jerusalén feliz 
y un pueblo contento que viva en ella. 
19 Yo mismo me alegraré por Jerusalén 
y sentiré gozo por mi pueblo. 
En ella no se volverá a oír llanto 
ni gritos de angustia. 
20 Allí no habrá niños que mueran a los pocos días, 
ni ancianos que no completen su vida. 
Morir a los cien años será morir joven, 
y no llegar a los cien años será una maldición. 
21 La gente construirá casas y vivirá en ellas, 
sembrará viñedos y comerá sus uvas. 
22 No sucederá que uno construya y otro viva allí, 
o que uno siembre y otro se aproveche. 
Mi pueblo tendrá una vida larga, como la de un árbol; 
mis elegidos disfrutarán del trabajo de sus manos. 
23 No trabajarán en vano 
ni tendrán hijos que mueran antes de tiempo, 
porque ellos son descendientes 
de los que el Señor ha bendecido, 
y lo mismo serán sus descendientes. 
24 Antes que ellos me llamen, 
yo les responderé; 
antes que terminen de hablar, 
yo los escucharé. 
25 El lobo y el cordero comerán juntos, 
el león comerá pasto, como el buey, 
y la serpiente se alimentará de tierra. 
En todo mi monte santo 
no habrá quien haga ningún daño.» 
El Señor lo ha dicho.

Salmo: 118:1-2, 14-24

  1     Den gracias al Señor, porque él es bueno; *
             para siempre es su misericordia.
  2     Diga ahora Israel: *
             “Para siempre es su misericordia”.
14     Mi fuerza y mi refugio es el Señor, *
             y él me ha sido por salvación.
15     Hay voz de júbilo y victoria *
             en las tiendas de los justos:
16     “¡La diestra del Señor ha triunfado! *
             ¡La diestra del Señor es excelsa! ¡La diestra del Señor ha triunfado!”
17     No he de morir, sino que viviré. *
             y contaré las hazañas del Señor.
18     Me castigó gravemente el Señor, *
             mas no me entregó a la muerte.
19     Abranme las puertas de justicia; *
             entraré por ellas, y daré gracias al Señor.
20     “Esta es la puerta del Señor; *
             por ella entrarán los justos”.
21     Daré gracias porque me respondiste, *
             y me has sido de salvación.
22     La misma piedra que desecharon los edificadores, *
             ha venido a ser la cabeza del ángulo.
23     Esto es lo que ha hecho el Señor, *
             y es maravilloso a nuestros ojos.
24     Este es el día en que actuó el Señor; *
             regocijémonos y alegrémonos en él.

Segunda Lectura: 1 Corintios 15:19-26 o Hechos 10:34-43

19 Si nuestra esperanza en Cristo solamente vale para esta vida, somos los más desdichados de todos. 

20 Pero lo cierto es que Cristo ha resucitado. Él es el primer fruto de la cosecha: ha sido el primero en resucitar. 21 Así como por causa de un hombre vino la muerte, también por causa de un hombre viene la resurrección de los muertos. 22 Y así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos tendrán vida. 23 Pero cada uno en el orden que le corresponda: Cristo en primer lugar; después, cuando Cristo vuelva, los que son suyos. 24 Entonces vendrá el fin, cuando Cristo derrote a todos los señoríos, autoridades y poderes, y entregue el reino al Dios y Padre. 25 Porque Cristo tiene que reinar hasta que todos sus enemigos estén puestos debajo de sus pies; 26 y el último enemigo que será derrotado es la muerte.

o

34 Pedro entonces comenzó a hablar, y dijo: 

—Ahora entiendo que de veras Dios no hace diferencia entre una persona y otra, 35 sino que en cualquier nación acepta a los que lo reverencian y hacen lo bueno. 36 Dios habló a los descendientes de Israel, anunciando el mensaje de paz por medio de Jesucristo, que es el Señor de todos. 37 Ustedes bien saben lo que pasó en toda la tierra de los judíos, comenzando en Galilea, después que Juan proclamó que era necesario bautizarse. 38 Saben que Dios llenó de poder y del Espíritu Santo a Jesús de Nazaret, y que Jesús anduvo haciendo bien y sanando a todos los que sufrían bajo el poder del diablo. Esto pudo hacerlo porque Dios estaba con él, 39 y nosotros somos testigos de todo lo que hizo Jesús en la región de Judea y en Jerusalén. Después lo mataron, colgándolo en una cruz. 40 Pero Dios lo resucitó al tercer día, e hizo que se nos apareciera a nosotros. 41 No se apareció a todo el pueblo, sino a nosotros, a quienes Dios había escogido de antemano como testigos. Nosotros comimos y bebimos con él después que resucitó. 42 Y él nos envió a anunciarle al pueblo que Dios lo ha puesto como Juez de los vivos y de los muertos. 43 Todos los profetas habían hablado ya de Jesús, y habían dicho que quienes creen en él reciben por medio de él el perdón de los pecados.

El Evangelio: Juan 20:1-18 o Lucas 24:1-12

1 El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro muy temprano, cuando todavía estaba oscuro; y vio quitada la piedra que tapaba la entrada. 2 Entonces se fue corriendo a donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, aquel a quien Jesús quería mucho, y les dijo: —¡Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo han puesto! 

3 Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. 4 Los dos iban corriendo juntos; pero el otro corrió más que Pedro y llegó primero al sepulcro. 5 Se agachó a mirar, y vio allí las vendas, pero no entró. 6 Detrás de él llegó Simón Pedro, y entró en el sepulcro. Él también vio allí las vendas; 7 y además vio que la tela que había servido para envolver la cabeza de Jesús no estaba junto a las vendas, sino enrollada y puesta aparte. 8 Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio lo que había pasado, y creyó. 9 Pues todavía no habían entendido lo que dice la Escritura, que él tenía que resucitar. 10 Luego, aquellos discípulos regresaron a su casa. 

11 María se quedó afuera, junto al sepulcro, llorando. Y llorando como estaba, se agachó para mirar dentro, 12 y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús; uno a la cabecera y otro a los pies. 13 Los ángeles le preguntaron: —Mujer, ¿por qué lloras? 

Ella les dijo: —Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto. 

14 Apenas dijo esto, volvió la cara y vio allí a Jesús, pero no sabía que era él. 15 Jesús le preguntó: —Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? 

Ella, pensando que era el que cuidaba el huerto, le dijo: —Señor, si usted se lo ha llevado, dígame dónde lo ha puesto, para que yo vaya a buscarlo. 

16 Jesús entonces le dijo: —¡María! 

Ella se volvió y le dijo en hebreo: —¡Rabuni! (que quiere decir: «Maestro»). 

17 Jesús le dijo: —No me retengas, porque todavía no he ido a reunirme con mi Padre. Pero ve y di a mis hermanos que voy a reunirme con el que es mi Padre y Padre de ustedes, mi Dios y Dios de ustedes. 

18 Entonces María Magdalena fue y contó a los discípulos que había visto al Señor, y también les contó lo que él le había dicho.

o

1 El primer día de la semana las mujeres regresaron al sepulcro muy temprano, llevando los perfumes que habían preparado. 2 Al llegar, se encontraron con que la piedra que tapaba el sepulcro no estaba en su lugar; 3 y entraron, pero no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. 4 No sabían qué pensar de esto, cuando de pronto vieron a dos hombres de pie junto a ellas, vestidos con ropas brillantes. 5 Llenas de miedo, se inclinaron hasta el suelo; pero aquellos hombres les dijeron: —¿Por qué buscan ustedes entre los muertos al que está vivo? 6 No está aquí, sino que ha resucitado. Acuérdense de lo que les dijo cuando todavía estaba en Galilea: 7 que el Hijo del hombre tenía que ser entregado en manos de pecadores, que lo crucificarían y que al tercer día resucitaría. 

8 Entonces ellas se acordaron de las palabras de Jesús, 9 y al regresar del sepulcro contaron todo esto a los once apóstoles y a todos los demás. 10 Las que llevaron la noticia a los apóstoles fueron María Magdalena, Juana, María madre de Santiago, y las otras mujeres. 11 Pero a los apóstoles les pareció una locura lo que ellas decían, y no querían creerles. 

12 Sin embargo, Pedro se fue corriendo al sepulcro; y cuando miró dentro, no vio más que las sábanas. Entonces volvió a casa, admirado de lo que había sucedido.

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Las Colectas, Salmos y Cánticos son del Libro de Oración Común, 1979.

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