Estudio Bíblico

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Estudio Bíblico: Fiesta del Santo Nombre – 2012

January 01, 2012


Números 6:22-27

Esta famosa bendición parece estar aislada en este contexto, justo después de una larga serie de instrucciones (sobre la consagración de nazireos) e inmediatamente antes de la narración sobre la conclusión y consagración del tabernáculo. Atrapada entre estas consagraciones tenemos la bendición sacerdotal de todo Israel, pidiendo a Dios que muestre su rostro a su pueblo. El resultado de la “conversión” de Dios a su pueblo, no es ni más ni menos que la aplicación de su propio nombre a la nación. Es esta identificación de Israel consigo mismo, es la fuente de su paz y preservación.

  • ¿Qué nos revela esta bendición acerca de las intenciones de Dios para su pueblo?
  • ¿Por qué es la identificación con Dios, fuente de paz y preservación?

Salmo 8

A la luz de la maravillosa reconciliación entre Dios y la humanidad en Cristo, podemos maravillarnos con el salmista en que el Eterno haya benevolencia y cuidado de criaturas finitas como nosotros y que nos haya nombrado y reclamado como su propiedad.

Gálatas 4:4-7

Los comentaristas sugieren a menudo que el momento del nacimiento de Cristo de María en la plenitud de los tiempos debe ser entendido en el sentido histórico, en referencia a los notables beneficios que la administración romana y la proliferación de lenguas comunes del griego y el latín trajo a la sociedad Palestina, y de hecho a todo el mundo occidental. Tan importantes como fueron estos desarrollos geopolíticos, haríamos bien en buscar un significado más profundo de lo que se entiende por la “plenitud de los tiempos” con una reflexión sobre los propósitos eternos de Dios en su Palabra, el cordero que fue “destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los últimos tiempos por amor vuestro” (1 Pedro 1, 20).

En esta lectura, vemos los mismos principios de Dios reclamando a un pueblo como suyo que encontramos en la primera lectura, expresados aquí como una adopción. Advierte la intimidad personal de la proclamación de Pablo de habérsenos dado el nombre de Dios en primer lugar como comunidad y también como individuos, hechos, por adopción a través de Cristo, lo que Cristo es por naturaleza: hijos de Dios.

Aquí, la frase “plenitud de los tiempos”, junto con el testimonio del Antiguo Testamento, sugiere esta adopción, ser convertidos en hijos de Dios, es el propósito creador eterno del Todopoderoso.

Lucas 2:15-21

Era, por supuesto, en la circuncisión en el octavo día (un número de no poco significado simbólico) cuando los niños judíos (y siguen recibiendo) recibían el nombre, al igual que en la Iglesia los cristianos tradicionalmente han llamado a sus hijos en el Bautismo.

Aquí vemos que nuestra adopción eternamente deseada se realiza en el misterio de la encarnación, en la maravillosa paradoja del Eterno, que da nombre a todo, ha dado instrucciones para que a él mismo se le asigne un nombre a cambio. Y maravilla de maravillas, a través de ese nombre ha tenido a bien tomar nuestra salvación como su propia identidad, pues “Jesús” (Yeshua) significa literalmente “salvación”, “porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mt 1,21).

  • ¿Qué fructífera ha sido esta estación de Navidad para tu reflexión sobre el misterio de Dios en Cristo? ¿La fe en tu adopción y su cuidado providencial por ti ha sido fuente de alegría y paz, o ha parecido menos real o relevante?
  • El don de la adopción ¿cómo ha transformado tu vida? ¿Has visto que haya cambiado la vida de otros?

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Contacto:
Rvdo. Richard Acosta R., Th.D.

Editor, Sermones que Iluminan

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