Estudio Bíblico

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Estudio Bíblico: Pascua 3 (C) – 2019

May 05, 2019


Hechos 9: 1-6, (7-20)

Pascua 3 (C) – 2019

Saulo de Tarso, el perseguidor de los seguidores de Cristo, realiza su trabajo tan a fondo que el libro de los Hechos de los Apóstoles lo describe como “todavía respirando amenazas” (v. 1). Perseguir a los creyentes en el Camino, atarlos y enviarlos a Jerusalén le era tan innato como inhalar y exhalar. Incluso podríamos suponer que Saulo se enorgullecía de lo efectivo que era en su ocupación. Pero Jesús tiene la habilidad de usar a los personajes más improbables para hacer el trabajo de Dios y para mostrar cómo se ve el verdadero cambio.

En este caso, tal vez Saulo sea el recordatorio de que la vinculación es siempre multidireccional. Cuando atamos a los demás, nos vinculamos [atamos] ineludiblemente a nosotros mismos. Jesús suelta las ataduras de Saulo con un profundo espectáculo de luz y ceguera externa que hace caer a Saulo al suelo. Simultáneamente, el Señor le habla a un discípulo que lo invita a facilitar la curación y la transformación final de Saulo, lo que indica que nada de este negocio de transformación y conversión se realiza solo. Saulo ahora tiene visión interna, pero no puede ver nada del mundo físico. Y durante tres días vive en ceguedad, hasta que Ananías, el discípulo, llega para poner las manos sobre Saulo. Jesús continúa sanando, transformando y nivelando la distancia entre oprimidos y opresores incluso después de la Resurrección. Saulo se ve obligado a encontrar otra manera de ordenar el patrón de su vida. No más amenazas ni asesinatos, solo el bautismo y la proclamación de Jesús.

  • ¿Existen acciones que son inconscientemente una segunda naturaleza en nosotros y que no nos damos cuenta de que pueden ser perjudiciales para los demás?
  • ¿Cuándo ha experimentado sanidad y / o transformación?

Salmo 30

El salmista manifiesta una confianza profundamente fiel en lo que Dios ha hecho y hará en el futuro. Dios los ha sanado y restaurado a la vida cuando todo el mundo estaba en contra de ellos. Mediante esta fe constante, el salmista puede fácilmente cantar alabanzas, bailar y dar gracias. El Salmo 30 nos asegura que cuando clamemos al Señor, no seremos abandonados. “Aunque al anochecer nos visite el llanto, en la mañana vendrá la alegría” (v. 6).

  • “Confianza” es una palabra muy sencilla. Fácil de decir, pero difícil de poner en acción. ¿Se ha mostrado Dios de tal manera que indescriptiblemente le ha llenado de fidelidad?
  • ¿Cuándo le clamó a Dios por última vez?

Apocalipsis 5: 11-14

Rara vez tenemos lecturas del Apocalipsis en las lecturas del leccionario, de manera que cuando aparecen, debemos aprovecharlas al máximo. Lleno de imágenes, el pasaje pinta un cuadro lleno de ángeles, criaturas vivientes, un trono y cánticos. ¡Mucho cántico y adoración! La emoción de las primeras comunidades pascuales se irradia por todas partes. Hablando de “millones y millones de ellos” de ángeles que “decían [cantaban] a plena voz” (v. 11-12); el narrador da vida a la celebración del sacrificio del Cordero. El sacrificio transformador que trae consigo honor y gloria, poder y sabiduría.

En otro momento, el narrador escucha incluso más cánticos provenientes de todas las direcciones. Todas las criaturas celestiales se unen a los ángeles, junto con voces de abajo y más allá de la tierra y del mar. Todo, incluso la muerte bajo la tierra, ha sido derrotado y la compañía de todas las criaturas se regocija con el regreso del Cordero.

  • ¿Se imagina los sonidos de “cantar a voz plena”? ¿Cómo le suenan?
  • ¿Cómo continúa regocijándose en el Señor resucitado tres semanas después de la estación de la Pascua?

Juan 21: 1-19

Simón Pedro se entristeció porque Jesús siguió preguntándole si lo amaba y responde: “Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero” (v. 17). Simón Pedro le ruega a Jesús que lo conozca por dentro y por fuera, así que, ¿cómo podría no sentir la enormidad de su amor? Pero en las respuestas de Jesús a Simón Pedro, él le dice “cuida de mis corderos”, “cuida de mis ovejas”, “alimenta a mis ovejas” (v. 15-17), lo que implica que a Simón Pedro le puede faltar una segunda capa de significado. Sí, Simón Pedro ama a Jesús. Lo podemos ver en la exuberancia que muestra al saltar del bote y al agua cuando los discípulos se dan cuenta de que Jesús está parado a la orilla. Simón Pedro ama a Jesús, pero aún no ha captado del todo la naturaleza abarcadora de este amor. Amar por completo a Jesús significa ser un discípulo. Significa salir al mundo y proclamar las buenas nuevas de sanidad, resurrección y el reino de Dios ya en la tierra.

Según todas las narraciones, Simón Pedro y los otros seis discípulos obedecen a este llamado. Jesús les enseñó a pescar, y así, en los días posteriores a la Resurrección, se dirigen al mar en busca de peces. Tienen todo lo que necesitan. ¿Bote? ¿Red? Quién sabe si estaban en el lugar equivocado en el momento equivocado, pero los peces no picaban. Este a veces puede ser el caso en nuestros esfuerzos actuales por recorrer el camino del discipulado. Tenemos las instrucciones y todos los suministros necesarios, y aun así nos quedamos cortos. Jesús aparece y les da a los discípulos una señal final, luego les muestra el camino del discipulado. Echen la red al otro lado y luego comamos juntos. Y cuando nos hemos llenado, “Síganme” (v. 19).

  • ¿Cómo encarna usted el amor de Jesús y lo comparte con los demás?
  • ¿Con qué obstáculos se encuentra en el camino de discipulado?

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Contacto:
Rvdo. Richard Acosta R., Th.D.

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