Estudio Bíblico

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Estudio Bíblico: Propio 9 (C) – 2016

July 03, 2016


2 Reyes 5: 1-14

¿Cuántas veces llevamos nuestra propia agenda a la obra de Dios, como hizo Naamán? ¿Con qué frecuencia pensamos que sabemos mejor que los profetas? Realmente me identifico con Naamán y su necesidad de contar con toda la pompa y circunstancia: que Eliseo, el hombre de Dios, saliera a invocar el nombre de Dios y moviera las manos sobre Naamán. ¿Cómo podía haber sido tan simple como ir a lavarse en el río Jordán? Él podría haberse bañado en Siria, donde el agua era mejor. Después de pagar diez talentos de plata, y seis mil piezas de oro, y diez conjuntos de prendas de vestir al rey de Israel, ¿eso era todo? ¿No se daba cuenta Eliseo de quién era Naamán? ¿No se daba cuenta de que Naamán era un poderoso guerrero y el comandante del ejército de Siria?

También puedo entender al rey de Israel, cuando se rasgó las vestiduras en señal de frustración sobre lo que creía ser un “truco”. Ni siquiera se le ocurrió enviar Naamán a Eliseo para que lo curara, sino que supuso que el rey de Siria estaba tramando una pelea con Israel. A menudo somos incapaces de ver la obra de Dios en el mundo y en nuestras propias vidas; llegamos a conclusiones y somos incapaces de dar a los demás el beneficio de la duda. Esto sucede cuando nuestra mente se fija en lo terrenal, más que en las cosas de Dios.

  • ¿Cuándo te has interpuesto en el camino de Dios?
  • ¿Qué podemos aprender de la historia de Naamán, el Rey de Israel y el hombre de Dios?

Salmo 30

Al igual que el salmista, exaltamos a Dios por todo lo que ha hecho por nosotros. Dios nos ayuda y restaura nuestra salud y vida. ¡El favor de Dios permanece para toda la vida! Pero ¿qué pasa en los momentos en los que no vemos el rostro de Dios; cuando parece que se oculta? Nos llenamos de miedo, como lamenta el salmista. Y luego, por la misericordia de Dios, nuestros lamentos se convierten en baile. En este salmo, se me recuerda el siempre presente amor y favor de Dios. Es solamente mi propia incapacidad de ver a Dios lo que hace que parezca que Dios ha apartado su rostro de mí. Pero mi salud y mi vida son regalos muy preciosos de Dios que es digno de exaltación y elogio. Mi Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre.

  • ¿Cuándo has sido incapaz de ver a Dios trabajando en tu vida?
  • ¿Cómo podríamos estar más presentes a la presencia de Dios en nuestras vidas?

Gálatas 6: (1-6) 7-16

Cuando Pablo dice: “¡Estar o no estar circuncidado, no tiene ninguna importancia; lo que importa es ser una nueva criatura!”, nos recuerda que las cuestiones del espíritu no dependen de meras reglas o apariencias externas. Lo que Dios nos está pidiendo en Cristo Jesús es convertirnos en nuevas criaturas. ¿Cómo seríamos, si fuéramos creados de nuevo? Dios nos pide que dejemos de perseguir o incluso de molestar a otros debido a su apariencia o prácticas  externas. Dios nos pide que estemos más centrados en nuestro ser espiritual y menos en nuestro ser físico. Dios nos pide que estemos más preocupados de ayudar a la gente en lugar de juzgarla. Pablo nos pide que seamos esa nueva criatura en Cristo Jesús. Dice que solamente va a gloriarse en la cruz de Cristo. ¿Podemos decir eso también?

  • ¿Cómo seríamos, si fuéramos creados de nuevo?
  • ¿Te preocupas de ayudar a la gente en lugar de juzgarla?

Lucas 10: 1-11, 16-20

En la lectura de este Evangelio, Jesús enseña a sus discípulos cómo llevar a cabo su ministerio. Les dice que vayan en paz, que saluden a la gente, reciban su hospitalidad, sanen, y proclamen la cercanía del reino de Dios. También les dice cómo han de responder cuando su paz no es correspondida. Jesús explica que quien los escucha, le escucha a él, y el que los rechaza lo rechaza a él, y el que lo rechaza a él, rechaza al que lo envió. Jesús da a los discípulos su autoridad sobre todo el poder del enemigo. En su nombre son capaces de hacer que los espíritus se les someten a ellos. Jesús también les exhorta a regocijarse, no de que los espíritus se les sometan, sino más bien de que sus nombres estén escritos en el cielo.

  • ¿Qué dice esta lectura acerca de tu propio ministerio?
  • ¿Cómo abordas la obra que Dios te ha encargado hacer?
  • ¿Cómo respondes cuando te encuentras con dificultades en tu ministerio?

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Contacto:
Rvdo. Richard Acosta R., Th.D.

Editor, Sermones que Iluminan

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