Calendario Litúrgico

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La Anunciación de nuestro Señor Jesucristo

La Colecta:

Derrama tu gracia en nuestros corazones, oh Señor, para que los que hemos conocido la encarnación de tu Hijo Jesucristo, anunciada por un ángel a María la Virgen, seamos llevados por la cruz y pasión de Cristo a la gloria de su resurrección; quien vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre.  Amén.

El Antiguo Testamento: Isaías 7:10–14

10 El Señor dijo también a Ahaz: 11 «Pide al Señor tu Dios que haga un milagro que te sirva de señal, ya sea abajo en lo más profundo o arriba en lo más alto.»

12 Ahaz contestó: «No, yo no voy a poner a prueba al Señor pidiéndole una señal.»

13 Entonces Isaías dijo:

«Escuchen ustedes, los de la casa real de David.
¿Les parece poco molestar a los hombres,
que quieren también molestar a mi Dios?
14 Pues el Señor mismo les va a dar una señal:
La joven está encinta
y va a tener un hijo,
al que pondrá por nombre Emanuel.»

Salmo: 45 o 40:5–10 o Cántico 8

  1     Me brota del corazón una canción gozosa; recitaré al rey mis versos; *
             mi lengua será pluma de buen escribano.
  2     Eres el más bello de los hombres; *
             el hechizo se derrama de tus labios,
             porque Dios te ha bendecido desde la eternidad.
  3     Cíñete tu espada sobre el muslo, oh valiente, *
             en tu grandeza y majestad.
  4     Cabalga victorioso por causa de la verdad, *
             y por amor de la justicia.
  5     Tu diestra te manifestará cosas asombrosas; *
             tus saetas son agudas, oh valeroso guerrero.
  6     Caen los pueblos debajo de tus pies; *
             se desaniman los enemigos del rey.
  7     Tu trono, oh Dios, es eterno y sempiterno; *
             cetro de justicia es el cetro de tu reino;
             has amado la justicia y aborrecido la maldad.
  8     Por ello te ha ungido Dios, el Dios tuyo, *
             con óleo de alegría, más que a tus compañeros.
  9     Mirra, áloe y casia exhalan todos tus vestidos; *
             desde palacios de marfil los instrumentos de cuerda te alegran.
10     Hijas de reyes están entre las damas de tu corte; *
             a tu diestra está la reina, enjoyada con oro de Ofir.
11     “Oye, hija, considera e inclina tu oído: *
             Olvida tu pueblo y la casa de tu padre;
12     Porque el rey se deleitará en tu hermosura; *
             él es tu señor, ríndele homenaje.
13     El pueblo de Tiro viene con regalos; *
             los ricos del pueblo imploran tu favor”.
14     Toda gloriosa es la princesa al entrar; *
             de brocado de oro es su vestido.
15     Con vestidos bordados es llevada al rey; *
             en cortejo le siguen sus damas.
16     Con alegría y gozo son traídas, *
             y entran al palacio del rey.
17     “A cambio de padres, oh rey, tendrás hijos, *
             y los nombrarás príncipes sobre toda la tierra.
18     Haré perpetua la memoria de tu nombre, de generación en generación; *
             y los pueblos te alabaran por los siglos de los siglos.”

o

  5     ¡Cuántas maravillas has hecho, oh Señor Dios mío,
        cuántos planes en favor nuestro! *
             Nadie se te puede comparar.
  6     Si yo pudiera anunciarlos y hablar de ellos, *
             pero no pueden ser contados.
  7     Sacrificio y ofrenda no te agradan; *
             (tú me has dado oídos para escucharte);
  8     Holocausto y sacrificio para expiación no has demandado, *
             y entonces dije: “He aquí, yo vengo.
  9     En el rollo está escrito de mí: *
             ‘El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado;
             tu ley está en lo profundo de mi corazón’ ”.
10     He anunciado justicia en la gran asamblea; *
             he aquí, no refrené mis labios, y esto, oh Señor, tú lo sabes.
11     No escondí tu benevolencia dentro de mi corazón;
        he pregonado tu fidelidad y salvación; *
             no oculté tu bondad y fidelidad en la gran asamblea.

o

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, *
      porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, *
      porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí; su Nombre es santo.
Su misericordia llega a sus fieles, *
      de generación en generación.
El hace proezas con su brazo; *
      dispersa a los soberbios de corazón.
Derriba del trono a los poderosos, *
      y enaltece a los humildes.
A los hambrientos los colma de bienes, *
      y a los ricos despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, *
      acordándose de la misericordia,
Como lo había prometido a nuestros padres, *
      en favor de Abrahán y su descendencia para siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *
      como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

El Nuevo Testamento: Hebreos 10:4-10

4 La sangre de los toros y de los chivos no puede quitar los pecados.

5 Por eso Cristo, al entrar en el mundo, dijo a Dios:

«No quieres sacrificio ni ofrendas,
sino que me has dado un cuerpo.
6 No te agradan los holocaustos ni las ofrendas para quitar el pecado.
7 Entonces dije: “Aquí estoy, tal como está escrito de mí en el libro,
para hacer tu voluntad, oh Dios.”»

8 En primer lugar, dice que Dios no quiere ni le agradan sacrificios ni ofrendas de animales, ni holocaustos para quitar el pecado, a pesar de que son cosas que la ley manda ofrecer. 9 Y después añade: «Aquí vengo para hacer tu voluntad.» Es decir, que quita aquellos sacrificios antiguos y pone en su lugar uno nuevo. 10 Dios nos ha consagrado porque Jesucristo hizo la voluntad de Dios al ofrecer su propio cuerpo en sacrificio una sola vez y para siempre. 

El Evangelio: Lucas 1:26-38

26 A los seis meses, Dios mandó al ángel Gabriel a un pueblo de Galilea llamado Nazaret, 27 donde vivía una joven llamada María; era virgen, pero estaba comprometida para casarse con un hombre llamado José, descendiente del rey David. 28 El ángel entró en el lugar donde ella estaba, y le dijo: —¡Salve, llena de gracia! El Señor está contigo.

29 María se sorprendió de estas palabras, y se preguntaba qué significaría aquel saludo. 30 El ángel le dijo: —María, no tengas miedo, pues tú gozas del favor de Dios. 31 Ahora vas a quedar encinta: tendrás un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. 32 Será un gran hombre, al que llamarán Hijo del Dios altísimo, y Dios el Señor lo hará Rey, como a su antepasado David, 33 para que reine por siempre sobre el pueblo de Jacob. Su reinado no tendrá fin.

34 María preguntó al ángel: —¿Cómo podrá suceder esto, si no vivo con ningún hombre?

35 El ángel le contestó: —El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Dios altísimo se posará sobre ti. Por eso, el niño que va a nacer será llamado Santo e Hijo de Dios. 36 También tu parienta Isabel va a tener un hijo, a pesar de que es anciana; la que decían que no podía tener hijos, está encinta desde hace seis meses. 37 Para Dios no hay nada imposible.

38 Entonces María dijo: —Yo soy esclava del Señor; que Dios haga conmigo como me has dicho.

Con esto, el ángel se fue.

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Las lecturas del Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y los Evangelios provienen de la Biblia Nueva Versión Estándar Revisada: Edición Anglicana, copyright 1989, 1995, División de Educación Cristiana del Consejo Nacional de las Iglesias de Cristo en los Estados Unidos de América. Usado con permiso. Todos los derechos reservados.

Las Colectas, Salmos y Cánticos son del Libro de Oración Común, 1979.

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