Calendario Litúrgico

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Octavo Domingo después de Pentecostés

Propio 13

La Colecta:

Que tu constante misericordia purifique y defienda a tu Iglesia, oh Señor; y, puesto que no puede continuar en seguridad sin tu auxilio, protégela y dirígela siempre por tu bondad; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Antigo Testamento: Oseas 11:1-11

Dice el Señor:
«Cuando el pueblo de Israel era niño, yo lo amaba; 
a él, que era mi hijo, lo llamé de Egipto. 
2 Pero cuanto más lo llamaba, 
más se apartaba de mí. 
Mi pueblo ofrecía sacrificios a los dioses falsos 
y quemaba incienso a los ídolos. 
3 Con todo, yo guié al pueblo de Efraín 
y lo enseñé a caminar; 
pero ellos no comprendieron que era yo quien los cuidaba. 
4 Con lazos de ternura, con cuerdas de amor, 
los atraje hacia mí; 
los acerqué a mis mejillas 
como si fueran niños de pecho; 
me incliné a ellos para darles de comer, 
5 pero ellos no quisieron volverse a mí. 
Por eso tendrán que regresar a Egipto, 
y Asiria reinará sobre ellos. 
6 La espada caerá sobre sus ciudades 
y acabará con sus fortalezas, 
destruyéndolos a causa de los planes que hacen. 
7 Mi pueblo persiste en estar alejado de mí; 
gritan hacia lo alto, pero nadie los ayuda. 

8 »¿Cómo podré dejarte, Efraín? 
¿Cómo podré abandonarte, Israel? 
¿Podré destruirte como destruí la ciudad de Admá, 
o hacer contigo lo mismo que hice con Seboím? 
¡Mi corazón está conmovido, 
lleno de compasión por ti! 
9 No actuaré según el ardor de mi ira: 
no volveré a destruir a Efraín, 
porque yo soy Dios, no hombre. 
Yo soy el Santo, que estoy en medio de ti, 
y no he venido a destruirte.» 

10 Ellos seguirán al Señor, 
y él rugirá como un león. 
Rugirá, y los suyos 
vendrán temblando de occidente. 

11 «Como aves, vendrán temblando de Egipto; 
vendrán de Asiria, como palomas; 
y haré que habiten de nuevo en sus casas. 
Yo, el Señor, lo afirmo.»

Salmo: 107:1-9, 43

  1     Den gracias al Señor, porque es bueno, *
             porque para siempre es su misericordia.
  2     Proclamen los redimidos del Señor *
             que él los redimió de la mano del enemigo.
  3     El los recogió de entre todos los países, *
             del oriente y del occidente, del norte y del sur.
  4     Algunos erraban por el desierto, *
             sin hallar camino a una ciudad en donde vivir.
  5     Hambrientos y sedientos, *
             su alma desfallecía en ellos.
  6     Entonces clamaron al Señor en su angustia, *
             y los libró de su aflicción.
  7     Los dirigió por senda recta, *
             para que llegasen a una ciudad en donde vivir.
  8     Que den gracias al Señor por su misericordia, *
             y las maravillas que hace por sus hijos;
  9     Porque satisface a los sedientos, *
             y a los hambrientos los colma de bienes.
43     El sabio meditará sobre estas cosas, *
             y considerará bien la misericordia del Señor.

Antiguo Testamento: Eclesiastés 1:2, 12-14; 2:18-23

¡Vana ilusión, dice el Predicador, vana ilusión! 
¡Todo es vana ilusión! […]

12 Yo, el Predicador, fui rey de Israel en Jerusalén, 13 y me entregué de lleno a investigar y estudiar con sabiduría todo lo que se hace en este mundo. ¡Vaya carga pesada que ha puesto Dios sobre los hombres para humillarlos con ella! 14 Y pude darme cuenta de que todo lo que se hace en este mundo es vana ilusión, es querer atrapar el viento. […]

18 Llegué a odiar también todo el trabajo que había realizado en este mundo, pues todo ello tendría que dejárselo a mi sucesor. 19 Y una cosa era segura: que él, ya fuera sabio o necio, se adueñaría de todo lo que con tanto trabajo y sabiduría logré alcanzar en este mundo. ¡Y esto también es vana ilusión! 

20 Al ver lo que yo había hecho en este mundo, lamenté haber trabajado tanto, 21 pues hay quien pone sabiduría, conocimientos y experiencia en su trabajo, tan sólo para dejárselo todo a quien no trabajó para obtenerlo. ¡Y también esto es vana ilusión y una gran injusticia! 

22 En fin, ¿qué saca el hombre de tanto trabajar y de tanto preocuparse en este mundo? 23 Toda su vida es de sufrimientos, es una carga molesta; ni siquiera de noche descansa su mente. ¡Y esto también es vana ilusión! 

Salmo: 49:1-11

  1     Oigan esto, pueblos todos; escuchen, habitantes todos del mundo, *
             así los plebeyos como los nobles, el rico y el pobre juntamente.
  2     Mi boca hablará sabiduría, *
             y el pensamiento de mi corazón, inteligencia.
  3     Inclinaré mi oído al proverbio; *
             manifestaré mi secreto al son del arpa.
  4     ¿Por qué he de temer en los días de adversidad, *
             cuando la iniquidad de mis insidiadores me cercare,
  5     La iniquidad de los que confían en sus bienes, *
             y se jactan de sus muchas riquezas?
  6     Nadie puede redimirse a sí mismo, *
             ni pagar a Dios su propio rescate;
  7     Porque el precio de nuestra redención es tan grande, *
             que nunca tendríamos suficiente para pagarlo,
  8     A fin de vivir para siempre, *
             y nunca ver la sepultura.
  9     Vemos que también los sabios mueren; perecen como el insensato y el necio, *
             y dejan a otros sus riquezas.
10     El sepulcro será su habitación eterna, su morada de generación en generación, *
             aunque hayan dado su nombre a sus tierras.
11     Aunque hayan recibido honra, pueden vivir para siempre; *
             son como las bestias que perecen.

Nuevo Testamento: Colosenses 3:1-11

1 Por lo tanto, ya que ustedes han sido resucitados con Cristo, busquen las cosas del cielo, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios. 2 Piensen en las cosas del cielo, no en las de la tierra. 3 Pues ustedes murieron, y Dios les tiene reservado el vivir con Cristo. 4 Cristo mismo es la vida de ustedes. Cuando él aparezca, ustedes también aparecerán con él llenos de gloria. 

5 Hagan, pues, morir todo lo que hay de terrenal en ustedes: que nadie cometa inmoralidades sexuales, ni haga cosas impuras, ni siga sus pasiones y malos deseos, ni se deje llevar por la avaricia (que es una forma de idolatría). 6 Por estas cosas viene el terrible castigo de Dios sobre aquellos que no lo obedecen; 7 y en su vida pasada ustedes las hacían. 8 Pero ahora dejen todo eso: el enojo, la pasión, la maldad, los insultos y las palabras indecentes. 9 No se mientan los unos a los otros, puesto que ya se han despojado de lo que antes eran y de las cosas que antes hacían, 10 y se han revestido de la nueva naturaleza: la del nuevo hombre, que se va renovando a imagen de Dios, su Creador, para llegar a conocerlo plenamente. 11 Ya no tiene importancia el ser griego o judío, el estar circuncidado o no estarlo, el ser extranjero, inculto, esclavo o libre, sino que Cristo es todo y está en todos. 

El Evangelio: Lucas 12:13-21

13 Uno de entre la gente le dijo a Jesús: —Maestro, dile a mi hermano que me dé mi parte de la herencia. 

14 Y Jesús le contestó: —Amigo, ¿quién me ha puesto sobre ustedes como juez o partidor? 

15 También dijo: —Cuídense ustedes de toda avaricia; porque la vida no depende del poseer muchas cosas. 

16 Entonces les contó esta parábola: «Había un hombre rico, cuyas tierras dieron una gran cosecha. 17 El rico se puso a pensar: “¿Qué haré? No tengo dónde guardar mi cosecha.” 18 Y se dijo: “Ya sé lo que voy a hacer. Derribaré mis graneros y levantaré otros más grandes, para guardar en ellos toda mi cosecha y todo lo que tengo. 19 Luego me diré: Amigo, tienes muchas cosas guardadas para muchos años; descansa, come, bebe, goza de la vida.” 20 Pero Dios le dijo: “Necio, esta misma noche perderás la vida, y lo que tienes guardado, ¿para quién será?” 21 Así le pasa al hombre que amontona riquezas para sí mismo, pero es pobre delante de Dios.»

Más recursos para Propio 13C

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Las lecturas del Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y los Evangelios provienen de la Biblia Nueva Versión Estándar Revisada: Edición Anglicana, copyright 1989, 1995, División de Educación Cristiana del Consejo Nacional de las Iglesias de Cristo en los Estados Unidos de América. Usado con permiso. Todos los derechos reservados.

Las Colectas, Salmos y Cánticos son del Libro de Oración Común, 1979.

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