Calendario Litúrgico

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Duodécimo Domingo después de Pentecostés

Propio 17

La Colecta:

Señor de todo poder y fortaleza, autor y dador de todo bien: Injerta en nuestros corazones el amor a tu Nombre, acrecienta en nosotros la verdadera religión, nútrenos con toda bondad, y produce en nosotros los frutos de buenas obras; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Antiguo Testamento: Jeremías 2:4-13

4 Descendientes de Jacob, familias todas de Israel, escuchen la palabra del Señor. 5 El Señor les dice: 

«¿Qué de malo encontraron en mí sus antepasados, 
que se alejaron de mí? 
Se fueron tras dioses que no son nada, 
y en nada se convirtieron ellos mismos. 
6 No se preocuparon por buscarme a mí, 
que los saqué de Egipto, 
que los guié por el desierto, 
tierra seca y llena de barrancos, 
tierra sin agua, llena de peligros, 
tierra donde nadie vive, por donde nadie pasa. 
7 Yo los traje a esta tierra fértil, 
para que comieran de sus frutos 
y de sus mejores productos. 
Pero ustedes vinieron y profanaron mi tierra, 
me hicieron sentir asco de este país, 
de mi propiedad. 
8 Los sacerdotes no me buscaron, 
los instructores de mi pueblo no me reconocieron, 
los jefes se rebelaron contra mí, 
y los profetas hablaron en nombre de Baal 
y se fueron tras ídolos que no sirven para nada. 
Proceso contra Israel 
9 »Por eso, yo, el Señor, afirmo: 
Voy a entablar un proceso contra ustedes y sus nietos. 
10 Vayan a las islas de occidente y observen; 
envíen a alguien a Quedar para que se fije bien, 
a ver si se ha dado el caso 
11 de que una nación pagana haya cambiado a sus dioses. 
¡Y eso que son dioses falsos! 
Pero mi pueblo me ha dejado a mí, que soy su gloria, 
por ídolos que no sirven para nada. 
12 ¡Espántate, cielo, ante esto! 
¡Ponte a temblar de horror! 
Yo, el Señor, lo afirmo. 

13 »Mi pueblo ha cometido un doble pecado: 
me abandonaron a mí, 
fuente de agua viva, 
y se hicieron sus propias cisternas, 
pozos rotos que no conservan el agua.»

Salmo: 81:1, 10-16

  1     Canten con gozo a Dios, fortaleza nuestra, * 
             al Dios de Jacob aclamen con júbilo.
10     Yo soy el Señor tu Dios, que te saqué del país de Egipto; * 
             y dije: “Abre tu boca, y yo la llenaré”;
11     Pero mi pueblo no escuchó mi voz, *
             e Israel no quiso obedecerme.
12     Lo entregué, por tanto, a la dureza de su corazón, *
             para que anduviese según su antojo.
13     Ojalá me escuchase mi pueblo, *
             y que Israel caminase por mis caminos!
14     En un momento sometería a sus enemigos, *
             y volvería mi mano contra sus adversarios.
15     Los que aborrecen al Señor se humillarían ante él, *
             y su condenación quedaría sellada para siempre;
16     Pero yo a Israel alimentaría con el mejor trigo, *
             y con la miel de la peña le saciaría.

Antiguo Testamento: Eclesiástico 10:12-18 o Proverbios 25:6-7

12 El comienzo del orgullo es el poder, 
que hace que el hombre se olvide de su Creador. 
13 El pecador es un pozo lleno de orgullo, 
del cual brotan las malas acciones. 
Por eso, Dios lo llena de castigos 
y lo hiere hasta terminar con él. 
14 Dios derriba del trono a los orgullosos, 
y en lugar de ellos pone a los humildes. 
15 El Señor arranca de raíz a las naciones, 
y en lugar de ellas hace crecer a los humildes. 
16 Dios no dejó ni el rastro de las naciones paganas; 
las cortó de raíz hasta no dejar ni rastro. 
17 Las borró de la tierra, las destruyó; 
suprimió de la tierra incluso su recuerdo. 
18 El orgullo no es digno del hombre, 
ni tampoco la arrogancia.

o

6 No te des importancia ante el rey, 
ni tomes el lugar de la gente importante; 
7 vale más que te inviten a subir allí, 
que ser humillado ante los grandes señores.

Salmo: 112

  1     ¡Aleluya! ¡Dichosos los que temen a mi Soberano, *
             y de corazón se deleitan en sus mandamientos!
  2     Su descendencia será poderosa en la tierra; *
             la generación de los rectos será bendita.
  3     Bienes y riquezas habrá en su casa, *
             y su benevolencia permanecerá para siempre.
  4     La luz resplandece en las tinieblas para los rectos; *
             los justos son clementes y compasivos.
  5     Buenos los que son generosos y prestan, *
             y administran sus asuntos con juicio.
  6     Por eso jamás tropezarán; *
             en memoria eterna se tendrá a los justos.
  7     No temerán las malas noticias; *
             su corazón está firme, confiado en mi Soberano.
  8     Firme está su corazón, y no temerá, *
             hasta ver cumplido en sus enemigos su deseo.
  9     Han repartido liberalmente al pobre, y su generosidad permanece para siempre; *
             alzarán la frente con dignidad.
10     Los malvados, al verlo, se enfurecerán; crujirán los dientes, y se consumirán; *
             el deseo de los malvados fracasará.

Nuevo Testamento: Hebreos 13:1-8, 15-16

1 No dejen de amarse unos a otros como hermanos. 2 No se olviden de ser amables con los que lleguen a su casa, pues de esa manera, sin saberlo, algunos hospedaron ángeles.

3 Acuérdense de los presos, como si también ustedes estuvieran presos con ellos. Piensen en los que han sido maltratados, ya que ustedes también pueden pasar por lo mismo.

4 Que todos respeten el matrimonio y mantengan la pureza de sus relaciones matrimoniales; porque Dios juzgará a los que cometen inmoralidades sexuales y a los que cometen adulterio. 

5 No amen el dinero; conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho: «Nunca te dejaré ni te abandonaré.» 6 Así que podemos decir con confianza: 

«El Señor es mi ayuda; no temeré. 
¿Qué me puede hacer el hombre?» 

7 Acuérdense de quienes los han dirigido y les han anunciado el mensaje de Dios; mediten en cómo han terminado sus vidas, y sigan el ejemplo de su fe. 

8 Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre. […]

15 Por eso debemos alabar siempre a Dios por medio de Jesucristo. Esta alabanza es el sacrificio que debemos ofrecer. ¡Alabémoslo, pues, con nuestros labios! 16 No se olviden ustedes de hacer el bien y de compartir con otros lo que tienen; porque éstos son los sacrificios que agradan a Dios. 

El Evangelio: Lucas 14:1, 7-14

1 Sucedió que un sábado Jesús fue a comer a casa de un jefe fariseo, y otros fariseos lo estaban espiando. […]

7 Al ver Jesús cómo los invitados escogían los asientos de honor en la mesa, les dio este consejo: 8 —Cuando alguien te invite a un banquete de bodas, no te sientes en el lugar principal, pues puede llegar otro invitado más importante que tú; 9 y el que los invitó a los dos puede venir a decirte: “Dale tu lugar a este otro.” Entonces tendrás que ir con vergüenza a ocupar el último asiento. 10 Al contrario, cuando te inviten, siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te invitó, te diga: “Amigo, pásate a un lugar de más honor.” Así recibirás honores delante de los que están sentados contigo a la mesa. 11 Porque el que a sí mismo se engrandece, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido. 

12 Dijo también al hombre que lo había invitado: —Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; porque ellos, a su vez, te invitarán, y así quedarás ya recompensado. 13 Al contrario, cuando tú des un banquete, invita a los pobres, los inválidos, los cojos y los ciegos; 14 y serás feliz. Pues ellos no te pueden pagar, pero tú tendrás tu recompensa el día en que los justos resuciten.

Más recursos para Propio 17C

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Las lecturas del Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y los Evangelios provienen de la Biblia Nueva Versión Estándar Revisada: Edición Anglicana, copyright 1989, 1995, División de Educación Cristiana del Consejo Nacional de las Iglesias de Cristo en los Estados Unidos de América. Usado con permiso. Todos los derechos reservados.

Las Colectas, Salmos y Cánticos son del Libro de Oración Común, 1979.

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