Calendario Litúrgico

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Decimoséptimo Domingo después de Pentecostés

Propio 19

La Colecta:

Oh Dios, puesto que sin ti no podemos complacerte: Concede, por tu misericordia, que tu Espíritu Santo dirija y gobierne nuestros corazones; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.

Antiguo Testamento: Proverbios 1:20-33

20 Por calles y avenidas 
la sabiduría hace oír su voz; 
21 proclama sus palabras por las puertas, 
por los puntos más concurridos de la ciudad: 

22 «Jóvenes inexpertos, burlones y necios, 
¿hasta cuándo amarán la inexperiencia, 
y hallarán placer en sus burlas, 
y despreciarán el saber? 
23 Presten atención a mis correcciones 
y yo los colmaré de mi espíritu; 
les daré a conocer mis pensamientos. 
24 Yo los he llamado, los he invitado a venir, 
pero ustedes no han querido hacerme caso. 
25 Al contrario, han rechazado mis consejos; 
no han querido recibir mi corrección. 
26 ¡Ya me tocará reír cuando les llegue la desgracia! 
¡Ya me burlaré cuando estén muertos de miedo, 
27 cuando vengan sobre ustedes temores y problemas, 
desesperación y angustia, 
como un torbellino que todo lo destruye! 

28 »Ese día me llamarán, pero no responderé; 
me buscarán, pero no me encontrarán; 
29 pues desprecian la sabiduría 
y no quieren honrar al Señor. 
30 No desean recibir mis consejos; 
desprecian mis correcciones. 
31 ¡Pues sufrirán las consecuencias de su conducta! 
¡Quedarán hartos de sus malas intenciones! 
32 A los inexpertos los mata su falta de experiencia, 
y a los necios los destruye su despreocupación; 
33 pero el que me preste atención, vivirá en paz 
y sin temor de ningún peligro.»     

Salmo: Salmo 19 o Sabiduría  7:26-8:1

  1     Los cielos proclaman la gloria de Dios, *
             y la bóveda celeste pregona las obras de sus manos.
  2     Un día emite palabra al otro día, *
             y una noche a la otra noche imparte sabiduría.
  3     Aunque no hay palabras, ni lenguaje, *
             ni son oídas sus voces,
  4     Por toda la tierra salió su sonido, *
             y hasta el extremo del mundo su mensaje.
  5     En el mar puso tabernáculo para el sol, *
             y éste, como esposo que sale de su alcoba,
             se alegra cual paladín para correr su camino.
  6     De un extremo de los cielos es su salida, y su curso hasta el término de ellos; *
             nada hay que se esconda de su calor.
  7     La ley del Señor es perfecta, que aviva el alma; *
             el testimonio del Señor es fiel, que hace sabio al sencillo.
  8     Los mandamientos del Señor son rectos, que alegran el corazón; *
             el precepto del Señor es claro, que alumbra los ojos.
  9     El temor del Señor es limpio, que permanece para siempre; *
             los juicios del Señor son verdad, completamente justos.
10     Deseables son, más que el oro, más que oro fino; *
             dulce más que miel, que la que destila del panal.
11     Tu siervo es además por ellos alumbrado, *
             y al guardarlos hay grande galardón.
12     ¿Quién podrá entender sus propios errores? *
             Líbrame de los que me son ocultos.
13     Preserva también a tu siervo de las soberbias, que no se enseñoreen de mí; *
             entonces seré íntegro, y estaré limpio del gran pecado.
14     Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, *
             oh Señor, Roca mía y Redentor mío.

o

26 Es reflejo de la luz eterna, 
      espejo sin mancha de la actividad de Dios 
      e imagen de su bondad. 
27        Es única y, sin embargo, lo puede todo; 
      sin cambiar ella misma, todo lo renueva, 
      y al penetrar a lo largo de la historia en las almas santas, 
      las hace amigas de Dios, para que hablen en nombre de él, 
28        pues nada es tan agradable a Dios 
      como el hombre que vive con la sabiduría. 
29        Ella es más brillante que el sol 
      y supera a todas las estrellas; 
      comparada con la luz del día, es superior,
30        pues a la luz sigue la noche, 
      pero a la sabiduría no la puede dominar el mal. 
  1        Ella se extiende con fuerza de un extremo a otro de la tierra, 
      y gobierna bien todas las cosas. 

Antiguo Testamento: Isaías 50:4-9a

El Señor me ha instruido 
para que yo consuele a los cansados 
con palabras de aliento. 
Todas las mañanas me hace estar atento 
para que escuche dócilmente. 
El Señor me ha dado entendimiento, 
y yo no me he resistido 
ni le he vuelto las espaldas. 
Ofrecí mis espaldas para que me azotaran 
y dejé que me arrancaran la barba. 
No retiré la cara 
de los que me insultaban y escupían. 
El Señor es quien me ayuda: 
por eso no me hieren los insultos; 
por eso me mantengo firme como una roca, 
pues sé que no quedaré en ridículo. 
A mi lado está mi defensor: 
¿Alguien tiene algo en mi contra? 
¡Vayamos juntos ante el juez! 
¿Alguien se cree con derecho a acusarme? 
¡Que venga y me lo diga! 
El Señor es quien me ayuda;
¿quién podrá condenarme?     

Salmo: 116:1-8

1     Amo al Señor, pues ha oído mi voz y mi súplica; *
           porque ha inclinado a mí su oído, siempre que le invoco.
2     Ligaduras de muerte me enredaron; me alcanzaron las garras de la tumba; *
           hallé angustia y dolor.
3     Entonces invoqué el Nombre del Señor: *
           “Oh Señor, dígnate salvar mi vida”.
4     Clemente es el Señor y justo; *
           sí, misericordioso es nuestro Dios.
5     El Señor guarda a los inocentes; *
           estaba yo postrado, y me salvó.
6     Vuelve, oh alma mía, a tu reposo; *
           porque el Señor te ha hecho bien;
7     Pues tú has librado mi vida de la muerte, *
           mis ojos de lágrimas y mis pies de la caída.
8     Caminaré en la presencia del Señor, *
           en el país de los vivientes.

Nuevo Testamento: Santiago 3:1-12

Hermanos míos, no haya entre ustedes tantos maestros, pues ya saben que quienes enseñamos seremos juzgados con más severidad. Todos cometemos muchos errores; ahora bien, si alguien no comete ningún error en lo que dice, es un hombre perfecto, capaz también de controlar todo su cuerpo. Cuando ponemos freno en la boca a los caballos para que nos obedezcan, controlamos todo su cuerpo. Y fíjense también en los barcos: aunque son tan grandes y los vientos que los empujan son fuertes, los pilotos, con un pequeño timón, los guían por donde quieren. Lo mismo pasa con la lengua; es una parte muy pequeña del cuerpo, pero es capaz de grandes cosas. ¡Qué bosque tan grande puede quemarse por causa de un pequeño fuego! Y la lengua es un fuego. Es un mundo de maldad puesto en nuestro cuerpo, que contamina a toda la persona. Está encendida por el infierno mismo, y a su vez hace arder todo el curso de la vida. El hombre es capaz de dominar toda clase de fieras, de aves, de serpientes y de animales del mar, y los ha dominado; pero nadie ha podido dominar la lengua. Es un mal que no se deja dominar y que está lleno de veneno mortal. Con la lengua, lo mismo bendecimos a nuestro Señor y Padre, que maldecimos a los hombres creados por Dios a su propia imagen. 10 De la misma boca salen bendiciones y maldiciones. Hermanos míos, esto no debe ser así. 11 De un mismo manantial no puede brotar a la vez agua dulce y agua amarga. 12 Así como una higuera no puede dar aceitunas ni una vid puede dar higos, tampoco, hermanos míos, puede dar agua dulce un manantial de agua salada.     

El Evangelio: Marcos 8:27-38

27 Jesús y sus discípulos fueron a las aldeas de la región de Cesarea de Filipo. En el camino, Jesús preguntó a sus discípulos: —¿Quién dice la gente que soy yo? 

28 Ellos contestaron: —Algunos dicen que eres Juan el Bautista, otros dicen que eres Elías, y otros dicen que eres uno de los profetas. 

29 —Y ustedes, ¿quién dicen que soy? —les preguntó. 

Pedro le respondió: —Tú eres el Mesías. 

30 Pero Jesús les ordenó que no hablaran de él a nadie. 

31 Jesús comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre tendría que sufrir mucho, y que sería rechazado por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la ley. Les dijo que lo iban a matar, pero que resucitaría a los tres días. 32 Esto se lo advirtió claramente. Entonces Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo. 33 Pero Jesús se volvió, miró a los discípulos y reprendió a Pedro, diciéndole: —¡Apártate de mí, Satanás! Tú no ves las cosas como las ve Dios, sino como las ven los hombres. 

34 Luego Jesús llamó a sus discípulos y a la gente, y dijo: —Si alguno quiere ser discípulo mío, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz y sígame. 35 Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda la vida por causa mía y por aceptar el evangelio, la salvará. 36 ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde la vida? 37 O también, ¿cuánto podrá pagar el hombre por su vida? 38 Pues si alguno se avergüenza de mí y de mi mensaje delante de esta gente infiel y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga con la gloria de su Padre y con los santos ángeles.

Más recursos para Propio 19B

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Las Colectas, Salmos y Cánticos son del Libro de Oración Común, 1979.

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