Calendario Litúrgico

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Decimoquinto Domingo después de Pentecostés

Propio 20

La Colecta:

Concede, oh Señor, que no nos afanemos por las cosas terrenales, sino que amemos las celestiales, y aun ahora que estamos inmersos en cosas transitorias, haz que anhelemos lo que permanece para siempre; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Antiguo Testamento: Jeremías 8:18-9:1

18 Mi dolor no tiene remedio, 
mi corazón desfallece. 
19 Los ayes de mi pueblo 
se oyen por todo el país: 
«¿Ya no está el Señor en Sión? 
¿Ya no está allí su rey?» 
Y el Señor responde: 
«¿Por qué me ofendieron adorando a los ídolos, 
a dioses inútiles y extraños?» 
20 Pasó el verano, se acabó la cosecha 
y no ha habido salvación para nosotros. 
21 Sufro con el sufrimiento de mi pueblo; 
la tristeza y el terror se han apoderado de mí. 
22 ¿No habrá algún remedio en Galaad? 
¿No habrá allí nadie que lo cure? 
¿Por qué no puede sanar mi pueblo? 

23 ¡Ojalá fueran mis ojos como un manantial, 
como un torrente de lágrimas, 
para llorar día y noche 
por los muertos de mi pueblo!

Salmo: 79:1-9

1     Oh Dios, han entrado los paganos en tu heredad;
       han profanado tu santo templo; *
           han reducido Jerusalén a escombros.
2     Han dado los cadáveres de tus siervos por comida a las aves de los cielos, *
           la carne de tus fieles a las fieras de la tierra.
3     Han derramado su sangre como agua en los alrededores de Jerusalén, *
           y no hubo quien los enterrase.
4     Somos el escarnio de nuestros vecinos, *
           la burla y mofa para los que nos rodean.
5     ¿Hasta cuándo, oh Señor, estarás airado? *
           ¿Arderá tu cólera como fuego para siempre?
6     Derrama tu ira sobre los paganos que no te conocen *
           y sobre los reinos que no invocan tu Nombre;
7     Porque han devorado a Jacob, *
           y su morada han asolado.
8     No te acuerdes de nuestros pecados anteriores;
       que tu compasión nos alcance pronto; *
            porque estamos muy abatidos.
9     Socórrenos, oh Dios nuestro Salvador, por la gloria de tu Nombre; *
           líbranos, y perdona nuestros pecados, por amor de tu Nombre.

Antiguo Testamento: Amós 8:4-7

4 Oigan esto, ustedes que oprimen a los humildes y arruinan a los pobres del país; 5 ustedes que dicen: «¿Cuándo pasará la fiesta de la luna nueva, para que podamos vender el trigo? ¿Cuándo pasará el sábado, para que vendamos el grano a precios altos y usando medidas con trampa y pesas falsas? 6 ¡Arruinaremos a los pobres hasta que ellos mismos se nos vendan como esclavos para pagar sus deudas, aunque sólo deban un par de sandalias! ¡Venderemos hasta el desecho del trigo!» 7 El Señor ha jurado por la gloria de Jacob: «Nunca olvidaré lo que han hecho.» 

Salmo: 113

1     ¡Aleluya! Alaben las obras del Señor; *
           alaben el Nombre del Señor.
2     Sea bendito el Nombre del Señor, *
           desde ahora y para siempre.
3     Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone, *
           sea alabado el Nombre del Señor.
4     Excelso sobre todas las naciones es el Señor, *
           sobre los cielos su gloria.
5     ¿Quién como el Señor nuestro Dios, que se sienta entronizado en las alturas, *
           mas se humilla a mirar a los cielos y a la tierra?
6     El levanta del polvo al desvalido, *
           y al menesteroso alza del muladar,
7     Para sentarlos con los príncipes, *
           con los príncipes de su pueblo.
8     El hace que la mujer estéril *
           sea madre gozosa de hijos.

Nuevo Testamento: 1 Timoteo 2:1-7

1 Ante todo recomiendo que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias a Dios por toda la humanidad. 2 Se debe orar por los que gobiernan y por todas las autoridades, para que podamos gozar de una vida tranquila y pacífica, con toda piedad y dignidad. 3 Esto es bueno y agrada a Dios nuestro Salvador, 4 pues él quiere que todos se salven y lleguen a conocer la verdad. 5 Porque no hay más que un Dios, y un solo hombre que sea el mediador entre Dios y los hombres: Cristo Jesús. 6 Porque él se entregó a la muerte como rescate por la salvación de todos y como testimonio dado por él a su debido tiempo. 7 Para anunciar esto, yo he sido nombrado mensajero y apóstol, y se me ha encargado que enseñe acerca de la fe y de la verdad a los que no son judíos. Lo que digo es cierto; no miento. 

El Evangelio: Lucas 16:1-13

1 Jesús contó también esto a sus discípulos: «Había un hombre rico que tenía un mayordomo; y fueron a decirle que éste le estaba malgastando sus bienes. 2 El amo lo llamó y le dijo: “¿Qué es esto que me dicen de ti? Dame cuenta de tu trabajo, porque ya no puedes seguir siendo mi mayordomo.” 3 El mayordomo se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me deja sin trabajo? No tengo fuerzas para trabajar la tierra, y me da vergüenza pedir limosna. 4 Ya sé lo que voy a hacer, para tener quienes me reciban en sus casas cuando me quede sin trabajo.” 5 Llamó entonces uno por uno a los que le debían algo a su amo. Al primero le preguntó: “¿Cuánto le debes a mi amo?” 6 Le contestó: “Le debo cien barriles de aceite.” El mayordomo le dijo: “Aquí está tu vale; siéntate en seguida y haz otro por cincuenta solamente.” 7 Después preguntó a otro: “Y tú, ¿cuánto le debes?” Éste le contestó: “Cien medidas de trigo.” Le dijo: “Aquí está tu vale; haz otro por ochenta solamente.” 8 El amo reconoció que el mal mayordomo había sido listo en su manera de hacer las cosas. Y es que cuando se trata de sus propios negocios, los que pertenecen al mundo son más listos que los que pertenecen a la luz. 

9 »Les aconsejo que usen las falsas riquezas de este mundo para ganarse amigos, para que cuando las riquezas se acaben, haya quien los reciba a ustedes en las viviendas eternas. 

10 »El que se porta honradamente en lo poco, también se porta honradamente en lo mucho; y el que no tiene honradez en lo poco, tampoco la tiene en lo mucho. 11 De manera que, si con las falsas riquezas de este mundo ustedes no se portan honradamente, ¿quién les confiará las verdaderas riquezas? 12 Y si no se portan honradamente con lo ajeno, ¿quién les dará lo que les pertenece? 

13 »Ningún sirviente puede servir a dos amos; porque odiará a uno y querrá al otro, o será fiel a uno y despreciará al otro. No se puede servir a Dios y a las riquezas.»

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Las lecturas del Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y los Evangelios provienen de la Biblia Nueva Versión Estándar Revisada: Edición Anglicana, copyright 1989, 1995, División de Educación Cristiana del Consejo Nacional de las Iglesias de Cristo en los Estados Unidos de América. Usado con permiso. Todos los derechos reservados.

Las Colectas, Salmos y Cánticos son del Libro de Oración Común, 1979.

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