Sermones que Iluminan

Jueves Santo – 2016

March 25, 2016


La mamá les pide a sus hijos: “Que se amen, los unos a los otros”. El papá le dice a su familia: “Que se amen, los unos a los otros”. El abuelo les aconseja a sus nietos, “Que se amen, los unos a los otros”. “Que se amen, los unos a los otros,” le suplica la abuela a su familia.

En el año 1995 se estrenó la película My Family que se traduce “Mi Familia”. Esta película nos presenta la historia de una familia méxico-americana, sus celebraciones y fiestas, su comida y su hogar, y su vida espiritual. También, abarca temas difíciles como la inmigración, competencia entre hermanos, drogas, violencia doméstica, la muerte, la pobreza, ser encarcelado, e injusticias en la sociedad y en el mundo. Hay un sentimiento que domina toda la película: el amor de la familia. Aunque hay problemas, conflictos, falta de comunicación, malentendidos, y otras divisiones, lo primordial es que sus miembros se aman los unos a los otros. El tío ama a su sobrino que acaba de conocer; los padres aman a sus hijos, el tío abuelo ama a los niños; los hermanos y las hermanas se aman; la hermana que fue monja, ama a la mujer inmigrante; y el papá viudo que fue encarcelado logra amar a su hijo a quien no ha conocido. En las altas y en las bajas, los miembros de esta familia se aman los unos a los otros. Lo que permanece para esta familia es la alegría y la unidad que se fundan en el amor.

En el Evangelio de Juan, Jesús dice, “Les doy este mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros”. Jesús da este mandamiento a sus seguidores y seguidoras, a los discípulos enviados como apóstoles de las Buenas Nuevas—a los cuales ahora llama sus amigos. Este grupo de hombres y mujeres son la familia de Jesús—la nueva familia de Jesús el Cristo. Las personas de esta familia serán testigos de lo que le sucede a Jesús: su acusación falsa, el ser encarcelado injustamente, su condena a muerte, y de una cruel crucifixión. Jesús le aconseja a su familia fiel, “Así como yo los amo a ustedes, así deben amarse ustedes los unos a los otros”. El mensaje ejemplar de Jesús es: “Dios es amor, y el que vive en el amor, vive en Dios y Dios en él”.

La palabra amor y amar aparecen más de 500 veces en la Biblia. En el Nuevo Testamento, “amar” es traducido de una palabra griega: Ágape. Ágape exige, y manda “que se amen”. Jesús siempre se lo repite a su familia. Ágape indica que se amen con un amor divino, un amor sin condiciones, un amor bello, y un amor perfecto. Jesús ama a sus seguidores, a sus discípulos, a sus apóstoles, y a sus amigos con un amor divino y perfecto. Jesús ama a Felipe y a Nataniel; ama a Marta, a María, y a Lázaro; ama a la mujer Samaritana junto al pozo de agua; ama a Nicodemo; ama a María Magdalena; ama a José de Arimatea; ama a Judas, a Poncio Pilato y a Herodes el Rey.

Una canción muy conocida entre la comunidad latina es, “Amor Eterno” interpretada en 1984 por la cantante española Rocío Dúrcal. Esta canción la escuchamos en muchas ocasiones de la vida: en fiestas, celebraciones de la Virgen María, cumpleaños y entierros. El autor de esta canción es el cantautor mexicano Juan Gabriel quien ha expresado que “Amor Eterno” es un homenaje a su madre. La letra de esta canción es triste e inspirada, es un lamento con bonitas memorias, es dolorosa y bondadosa a la vez. El amor eterno se revela en ambos: las lágrimas y la risa. En un amor eterno se experimenta el amor de un hijo hacia su madre, una madre hacia su hija, un abuelo hacia su nieto, y una persona hacia su familia. Cuando Jesús manda, “Que se amen los unos a los otros:” se refiere al amor eterno. El amor puede ser difícil. El amor no siempre es fácil. Pero el amor de Jesús es santo y seguro. El mandato de Jesús es de amarnos con un amor eterno.

El profesor inglés C.S. Lewis fue ateo antes de convertirse al amor de Jesús. Sus libros son recomendados como una introducción a la fe cristiana. Lewis escribe sobre el amor en la obra, Los Cuatro Amores. Él enseña que el amor es un pacto que no se puede romper ni separar. El amor de Jesús es el pacto de Dios con su Pueblo. Uno de los cuatro amores a los cuales Lewis se refiere es el amor estorgés: el amor de familias, de abuelos, tíos, padres y madres, primos, hijos e hijas. El amor estorgés es un amor natural y de cariño. El amor estorgés es el amor de cumpleaños y piñatas, quince años, bodas, bailes y entierros.

El segundo amor al cual se refiere Lewis se llama philia: el amor de amistad. El compañerismo de amigos empieza entre desconocidos que llegan a conocerse. Este conocimiento se convierte en un pacto mutuo de respeto, compartiendo dolores y dones, y un amor como de hermanos. Jesús recibe a Mateo, un cobrador de impuestos, a dos hermanas distintas en Marta y María de Betania, y a un jefe de la ley, en José de Arimatea.

El tercer amor es eros: el amor romántico e íntimo entre personas comprometidas que cual incluye el matrimonio. Es un amor sacramental y espiritual. Es un amor entre dos personas que comparten una conexión física. Es un amor misterioso y místico cuando las dos personas se hacen una sola.

Jesús el Cristo convive con todas personas para establecer una familia de amor. Jesús comparte los dolores del pueblo y participa en las nuevas creaciones, fruto del amor de Dios. Los tres amores se cumplen en el cuarto—el amor ágape—un pacto divino, perfecto, y sin condición. Ágape es la palabra clave en esta semana santa. El Jueves Santo es también llamado el Jueves del Mandato. Hoy celebramos el mandamiento nuevo de Cristo Jesús; la unión de todo ser humano por medio del compartir de un solo pan y beber de una sola copa; la invitación a servirnos unos a otros con abandono—como lo hizo Jesús al lavar los pies de sus discípulos. Cuando cantamos “Amor Eterno” en nombre de Jesús, declaramos que somos My Family, somos familia en Dios.

Vea aquí un video de Juan Gabriel interpretando la canción Amor Eterno: https://youtu.be/RgKqxLAhRKE

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Contacto:
Rvdo. Richard Acosta R., Th.D.

Editor, Sermones que Iluminan

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