Sermones que Iluminan

Pentecostés 9 (C) – 7 de agosto de 2022

August 07, 2022

LCR: Génesis 15:1–6; Salmo 33:12–22; Hebreos 11:1–3, 8–16; San Lucas 12:32–40

Estén esperando, preparados y con las lámparas encendidas.

Es importante tener en cuenta que el contexto de esta sección del pasaje del evangelio para este domingo es parte de las instrucciones y enseñanzas que Jesús da a sus discípulos durante su jornada a Jerusalén, recalca que no tienen por qué preocuparse pues Dios siempre cuida de ellos: “No se preocupen por lo que han de comer para vivir, ni por la ropa que necesitan para el cuerpo… Fíjense en los cuervos: no siembran ni cosechan, ni tienen granero ni troje; sin embargo, Dios les da de comer”. Jesús insiste también en que no deben tener miedo, pues el Padre en su bondad les ha dado ya el reino.

Es interesante notar que el foco de esta instrucción de pronto cambia al tema de estar vigilantes y preparados. “Sean como criados que están esperando a que su amo regrese de un banquete de bodas, preparados y con las lámparas encendidas, listos a abrirle la puerta tan pronto como llegue y toque”. En la versión de Lucas, los sirvientes tienen que estar preparados para el regreso de su Señor, pues esta espera tiene su recompensa: “Dichosos los criados a quienes su amo, al llegar, encuentre despiertos. Les aseguro que el amo mismo los hará sentarse a la mesa y se dispondrá a servirles la comida”. La hora a la que llegará su Señor es incierta, puede bien llegar a la media noche o en la madrugada. Nadie lo sabe.

Esta parábola, según varios comentarios bíblicos, fue escrita por Lucas para ilustrar y enfatizar el tema de estar listos para la segunda venida de Cristo, a pesar del aparente retraso. Después de su resurrección y ascensión, los primeros cristianos esperaban que Jesús regresase en su época para juzgar al mundo e inaugurar el Reino de Dios (probablemente como el amo a su regreso de la boda), pero cuando los años pasaron probablemente algunos cristianos perdieron la esperanza y la fe de que Jesús regresaría. Así que esta parábola pudo haber servido como una advertencia a la primera comunidad de Lucas; por ello el énfasis de estar listos, en alerta y preparados, para que no se perdieran el evento tan esperado. Los primeros cristianos se recordaban unos a otros que el regreso de Jesús podría ocurrir de repente, de una manera imprevista, así que el estar alerta era esencial y necesario. La instrucción del Evangelio es clara: Estén esperando, preparados y con las lámparas encendidas.

¿Cómo podemos interpretar esta parábola hoy? Es difícil para muchas personas, en el mundo contemporáneo, creer que el fin del mundo o de la historia está cerca. Ha habido excepciones, como cuando el calendario Maya terminó en el 2012 con la entrada al decimotercer Baktún,  mucha gente creyó que el mundo terminaría en ese mismo mes de diciembre; varias conjunciones astronómicas y fórmulas numerológicas fueron relacionadas con la fecha en cuestión. Los escenarios postulados para el fin del mundo incluían el choque de la Tierra con algún cuerpo celeste o la desaparición de ésta al entrar a un agujero negro. Los arqueólogos, por otro lado, señalaron que en los códices o inscripciones mesoamericanos no existía evidencia alguna sobre esta “profecía maya” a la que aludían los proponentes de la misma. En fin, todo este evento fue un teatro o un reality show -como se dice en inglés-, que cautivó la imaginación de muchísimas personas ese año.

Dentro de esta imaginación, nosotros como humanos, tendemos a conceptualizar el tiempo. La visión en el tiempo lineal, que es parte de nuestra tradición judeocristiana, empieza con el acto de la creación por Dios y termina con el fin del mundo. Esta visión, en cierta medida, ya ha decaído y está siendo reemplazada por una visión alternativa del tiempo, uno que es cíclico y sin fin. Así que cuando entendemos más y más acerca de la ciencia del cosmos, notamos que el universo no termina, sabemos que el universo está en expansión y evoluciona constantemente. Vivimos en una época de descubrimientos científicos que nos han llevado mucho más allá de las verdades que obtuvimos en nuestra infancia.

Así que mantenerse despiertos ¿para qué? Estar listos y preparados ¿para qué? La respuesta radica en estar listos y preparados para las nuevas posibilidades del Reino, un reino que trasciende el tiempo y el espacio pero que está en el aquí y ahora. Esta parábola busca exhortarnos a no perder la oportunidad de acoger las nuevas posibilidades que se representan con la venida del Señor a su regreso del banquete de bodas. Estas nuevas posibilidades son las buenas nuevas que este evangelio proclama; las posibilidades que sólo se dan si actuamos, si ponemos nuestra buena semilla en tierra fértil.

Entonces, ¿cómo nos preparamos para el regreso de Jesús? ¿Estamos listos para el retorno de Cristo en el aquí y ahora? En su segunda venida Jesús nos preguntará: ¿Me alimentaste cuando tenía hambre? ¿Me diste agua cuando tenía sed? ¿Me recibiste? ¿Me diste ropa cuando estaba desnudo? ¿Me visitaste cuando lo necesitaba? Hemos estado esperando la venida del Señor por mucho tiempo y tal vez hemos creído que lo hemos esperado por muchos siglos, pero nuestra responsabilidad es la de no cansarnos en esta espera, pues si realmente estamos despiertos podremos ver al Jesús que llega a nuestro encuentro.

Tal vez, en nuestro intento de servir a los demás, Jesús nos puede tomar por sorpresa en el acto. Tal vez nos puede salir al encuentro cuando visitamos a un amigo en necesidad o abogamos por los que no tienen voz, cuando visitamos al que está preso o cuando recibimos y le tendemos la mano al inmigrante que ha abandonado su tierra en busca de una vida mejor. Es posible que Jesús nunca se haya ido; más bien, es posible que no lo hayamos reconocido.

¿Estaremos despiertos para esperar a Jesús cuando llegue a nuestro encuentro? ¿Estaremos preparados? ¿Estaremos listos para aprovechar la oportunidad para la celebración cuando nuestro Señor regrese y nos salga al encuentro?

El Rvdo. Alfredo Feregrino, es nativo de la Ciudad de México y obtuvo su Maestría en Divinidad en la Escuela de Teología y Ministerio en Seattle University donde obtuvo también el primer Dr. Rod Romney “preaching award”. Fue desarrollador de misión en una congregación bilingüe y bicultural en Seattle/Renton Washington y ahora es Rector Asociado en All Saints Church en Pasadena California donde está al cargo del desarrollo congregacional.

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Contacto:
Rvdo. Richard Acosta R., Th.D.

Editor, Sermones que Iluminan

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