Estudio Bíblico

This page is available in: English

Estudio Bíblico: Pascua 5 (A) – 2017

May 15, 2017


Hechos 7: 55-60

El ministerio, el arresto y la muerte de Jesús son eco de la historia de Esteban. Los apóstoles, que conocieron a Jesús, oraron y pusieron las manos sobre Esteban para comisionarlo en su ministerio. El trabajo de Esteban siguiendo el camino de Jesús amenazó a la estructura del poder y a las autoridades establecidas; fue arrestado, llevado ante el consejo y el sumo sacerdote, y matado.

Estos ecos continúan mientras Esteban ora para que el Señor reciba su espíritu y por aquellos que están perpetrando su horrible asesinato para que sean perdonados. La historia de Esteban, sin embargo, es más que una recapitulación de la propia historia de Jesús, como si en los paralelos Jesús pudiera ser vagamente reflejado. Incluso hasta la muerte, Esteban persevera -por el poder del Espíritu- proclamando la gloria de Dios y la presencia de Jesús a la diestra de Dios.

Aunque la mutitud puede haberse “tapado los oídos”, las palabras y obras de Esteban al proclamar a Jesús vivirán más allá de él, participando en la realidad de la resurrección prometida por Jesús. Nueva vida surgirá a medida que la Buena Nueva se extienda; recuerda que un “joven llamado Saulo” fue testigo de todos estos eventos.

  • ¿Cuándo has conocido a alguien que haya continuado proclamando a Jesús incluso ante la gran adversidad?
  • Menciona un momento en que tenías plena conciencia de la gloria de Dios.
  • ¿Cuándo las palabras y / u obras de otros proclamando a Jesús aportó nueva vida en ti? ¿Cuándo sus palabras y / u obras proclamando a Jesús aportó nueva vida a los demás?

Salmo 31: 1-5, 15-16

Líbrame, rescátame, lidérame, guíame, sálvame.

Esta selección del Salmo 31 es una oración de alivio, dirigida a la única fuente constante de fortaleza. En medio del caos, de la incertidumbre y de la opresión, Dios es refugio, roca y fortaleza. Esta es una oración de confianza y alabanza a Dios, que es fiel y cuyo amor es firme: “En tus manos encomiendo mi espíritu. . .” Estas son las palabras pronunciadas por Jesús en la cruz (Lucas 23:46) y también por Esteban en su muerte (Hechos 7:59).

Como Jesús y Esteban nos muestran, confiar y encomendarnos a Dios a menudo significa abandonar los caminos de que queremos ser liberados, rescatados, liderados, guiados y salvados. Por lo tanto, este no es un salmo fácil para orar. El encomendarnos plenamente a Dios significa confiarlo todo en el refugio del amor de Dios.

  • ¿Alguna vez has orado estas u otras palabras similares?
  • ¿Alguna vez has experimentado la liberación de Dios de una manera que no previste ni esperabas?

1 Pedro 2: 2-10

Este pasaje de la Primera Carta de Pedro habla de lo que significa ser el pueblo de Dios “elegido y precioso a los ojos de Dios”. Se nos recuerda el Pacto Bautismal que renovamos juntos en Pascua con el compromiso de “continuar en la enseñanza y la comunión de los apóstoles, en la fracción del pan y en las oraciones”.

El estudio, la oración, la adoración y la comunión son el modelo de la vida cristiana. Son las marcas de los discípulos: las huellas de los que siguen a Jesús. Y seguimos a Jesús juntos, como una comunidad; no somos sólo las personas de Dios, sino también el pueblo de Dios. Debemos comprometer nuestras vidas individuales de fe con la vida de la comunidad, buscando la “leche pura y espiritual” de la Palabra de Dios en el estudio, ofreciendo nuestra alabanza y acción de gracias en la adoración y luego proclamando “las poderosas obras” de Dios en el mundo. Siempre hay espacio para crecer entre el pueblo de Dios, somos “piedras vivas”, no un pueblo gravado en piedra.

Y hacemos todo esto de la única manera que sabemos: con la ayuda de Dios.

  • Como seguidor de Jesús, ¿cómo te dedicas al estudio, a la oración, a la adoración y al compañerismo?
  • ¿Cómo te apoya tu comunidad para vivir este modelo de vida cristiana, es decir, de vida de discípulo? ¿Cómo apoyas a tu comunidad para que viva esta vida?
  • ¿Dónde encuentras espacio para crecer en tu comunidad?

Juan 14: 1-14

Este pasaje comparte una historia -una conversación entre Jesús y sus discípulos- que tuvo lugar antes de los Tres Grandes Días, y ahora tenemos la oportunidad de escuchar la conversación con los oídos de la Pascua y los ojos de la Resurrección.

Tomás y Felipe se dirigen a Jesús con un título de respeto y deferencia: “Señor”. Reconocen quién es Jesús: el Verbo hecho carne, la luz del mundo, el pan de vida, el Buen Pastor, pero ¿realmente conocen a Jesús? ¿realmente creen?

Jesús les recuerda la relación íntima que existe entre él y el Padre: “Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí”. Conocer a Jesús es conocer al Padre. Conocer las “obras” de Jesús es también conocer al Padre, pero todavía más, los que conocen y creen participarán en la obra del Hijo y del Padre. Esta es la obra del pueblo de Pascua: conocer y creer en Dios que mora en cada uno de nosotros y luego participar en [la realización] de la obra a la que Dios nos está llamando en el mundo.

  • ¿Qué significa creer y conocer? ¿Es lo mismo? ¿Cómo podrían ser diferentes?
  • ¿A qué obra te llama Dios en este lugar y en este momento?

This page is available in: English

¡No olvide suscribirse al podcast Sermons That Work para escuchar este sermón y más en su aplicación de podcasting favorita! Las grabaciones se publican el jueves antes de cada fecha litúrgica.

 
 
 
 
 
 
 
 

Contacto:
Rvdo. Richard Acosta R., Th.D.

Editor, Sermones que Iluminan

Click here

This page is available in: English