Estudio Bíblico

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Estudio Bíblico: Pascua 7 (B) – 2015

May 17, 2015


Hechos 1: 15-17, 21-26

Tratar de discernir la voluntad de Dios para nuestras vidas es un asunto serio. Todo el tiempo tomamos decisiones y elegimos cursos de acción que esperamos sean lo mejor, pero a muchos de nosotros nos encantaría desesperadamente saber lo que Dios quiere que hagamos. Ya sea que estemos echando suertes, escogiendo al azar pasajes de la Biblia, o leyendo las hojas de té, nos aferramos en tratar de dar sentido a nuestra vida, para encontrar algún tipo de orientación profundo en un mar arremolinado de posibles buenas y malas decisiones.

Es útil observar el enfoque que los Apóstoles dieron en la elección del nuevo miembro. Sí, muy sinceramente querían saber lo que Dios quería que hicieran, pero trataron de estar en una especie de modelo de discernimiento mutuo con Dios. Los Hechos afirman que oraron por su elección y trabajaron para discernir entre todas sus opciones a dos personas, entonces dejaron espacio para que Dios obrara en sus vidas. Fue un equilibrio cuidadoso de no tratar de quitar el control a Dios, pero tampoco de no lavarse las manos de cualquier responsabilidad. Que todos nos esforcemos por tomar decisiones de tal manera que sostengamos agraciadamente tanto la importancia de nuestro propio discernimiento como la confianza en la gracia de Dios.

  • ¿Cuándo se encuentra usted tratando de luchar por el control en su vida, quitándoselo a Dios?
  • ¿Cuándo usted se encuentra evitando la responsabilidad de sus propias decisiones?
  • ¿Cómo se puede tratar de mantener en equilibrio la autosuficiencia y la confianza en Dios?

Salmo 1

Al tratar de discernir la voluntad de Dios en nuestras vidas, existe el peligro de pensar que los resultados son el juicio de Dios sobre nosotros. Se nos ha enseñado a lo largo de la Biblia que grandes bendiciones fluyen sobre los que toman decisiones que son agradables a Dios, y un gran desastre le ocurre a los que tomar decisiones que le desagradan. Un efecto secundario de esto es que muchas personas sienten que les suceden cosas malas porque hicieron cosas en sus vidas que a Dios no le gustaban y que Dios los está castigando por ello. Esto puede ser desastroso para el sentimiento de bienestar de una persona, así como corruptor en su relación con la iglesia.

En nuestro afán de ver que se cumpla la voluntad de Dios, tenemos que tener cuidado en la asignación de las motivaciones de Dios a los eventos. En cambio, el salmo primero nos enseña que nuestras propias motivaciones para seguir a Dios nos llevan a deleitarnos. El salmo es una percepción de nuestra relación con un Dios que nos ama entrañablemente y siempre quiere lo mejor para nosotros. Dios nos ama, así que si “meditamos de día y de noche” en lo que Dios quiere para nosotros, Dios vela por nosotros.

  • ¿Cuándo ha pensado que el sufrimiento era un fallo contra usted?
  • ¿Dónde ha visto a otras personas lidiando con el sentimiento de que Dios los está castigando?
  • ¿Cómo puede usted formar parte de compartir el amor de Dios con los que sufren?

1 Juan 5:9-13

La comunidad de Juan de la que salió esta carta estaba rodeada de gente muy amante de Dios y también estaban profundamente divididos entre ellos sobre la mejor manera de amar a Dios. Esta carta provino de un pueblo que creía que habían discernido la voluntad de Dios de la mejor manera que podían y estaban tratando de compartir lo que habían discernido con los que les rodeaban. Otras comunidades judías al igual, a veces, que las mismas comunidades cristianas tomaron el enfoque de excomulgarlos, cortando sus relaciones, o menoscabando sus enseñanzas; sin embargo, la proclamación de la comunidad de Juan del amor de Dios por nosotros y la promesa de Dios de la vida eterna por medio de Cristo sobrevive hasta nuestros días.

A veces, después de discernir cuidadosamente lo que uno cree que es correcto, algunas personas todavía van a estar en desacuerdo con usted y desafiarle. Esto es particularmente cierto cuando se trata de discernir lo que Dios quiere que hagamos. Luchar con dudas ante la adversidad es comprensible. En caso de duda, sepa que si el camino que ha discernido le ha llevado a proclamar el amor de Dios de palabra y de obra, le ha llevado a ser una persona más amorosa con los que te rodean, o le ha ayudado a creer en la promesa de Dios de la vida eterna, entonces usted puede estar seguro de que usted no ha sido descarriado de Dios.

  • ¿Qué hace cuando otros cuestionan lo que usted siente que es correcto?
  • ¿Cuándo otros le han salvado de cometer un error que usted pensaba que era correcto?
  • ¿Qué se puede hacer para discernir la diferencia entre los dos?

Juan 17:6-19

En su libro “Pensamientos en soledad” (Farrar, Straus y Cudahy, 1958), de Tomás Merton ofrece una oración muy útil para aquellos que tratan de discernir:

“Mi Señor Dios, no tengo idea a dónde voy. No veo el camino delante de mí. No puedo saber con certeza dónde terminará. Realmente, tampoco me conozco a mí mismo, y el hecho de que crea que estoy siguiendo tu voluntad no quiere decir que en realidad lo esté. Pero creo que el deseo de complacerte, en verdad, te complace. Y espero tener ese deseo en todo lo que hago. Espero que nunca haga nada aparte de ese deseo. Y sé que si hago esto, tú me guiarás por el camino correcto, aunque no sepa nada al respecto. Por lo tanto, voy a confiar en ti siempre, aunque pueda parecer que me pierda en la sombra de la muerte. No temeré, porque tú estás siempre conmigo, y nunca me abandonarás a enfrentarme solo a los peligros”.

Esta oración incluye la afirmación de que realmente no se sabemos lo que nos depara el futuro o cuál es el plan de Dios, pero si hacemos todo lo posible para tratar de hacer lo que creemos que está en nuestra parte, Dios estará complacido con nosotros por intentarlo. Merton puede expresar esto de buena confianza porque aprendemos mucho de lo que Dios espera de nosotros en las obras de Cristo en los evangelios.

A lo largo de los evangelios, los discípulos de Jesús cometen un montón de errores; tratan con ahínco de hacer lo que ellos piensan que es los mejor, pero no alcanzan la perfección, al igual que el resto de nosotros. Al final, Cristo todavía les llama su pueblo, aún los ama, y ​​todavía quiere que reciban la vida eterna solo por creer en él.

Dios no espera la perfección de ninguno de nosotros. Si hacemos lo mejor por discernir la voluntad de Dios en nuestras vidas, Dios nos amará por hacerlo lo mejor posible. En medio de un mundo donde uno se esfuerza por dar sentido a todo y también muchas cosas que compiten por nuestra atención todo el tiempo, recuérdese de pensar en el amor de Dios y de nuestra propia llamada a amar, y usted estará morando en el mundo, pero será parte de lo que Dios quiere para este mundo.

  • ¿Cuándo usted se encuentra discerniendo lo que Dios quiere de usted?
  • ¿Cuándo usted se encuentra discerniendo lo que Dios quiere para usted?
  • ¿Cómo puede usted ser lo que Dios quiere para el mundo?

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Contacto:
Rvdo. Richard Acosta R., Th.D.

Editor, Sermones que Iluminan

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