Estudio Bíblico

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Estudio Bíblico: Propio 21 (B) – 2012

September 30, 2012


Números 11:4-6, 10-16, 24-29

Lectura de hoy, tomada del libro de los Números entreteje tres temas : la frustración del pueblo ante la situación de vagar en el desierto con poco que comer, la frustración de Moisés ante las pesadas responsabilidades que se le han dado, y la independencia de la función profética del control sacerdotal . La vacilación tanto de  los israelitas como de Moisés en su confianza en la guía y protección de Dios es un tema que ha recibido una gran cantidad de reflexión. En mucha de la predicación y de la catequesis, tanto a Moisés como al pueblo se les ha presentado como ejemplos negativos, retratos de corazones divididos, carentes de confianza. (A Jesús, por su parte, se le caracteriza por ser el modelo de la fidelidad, en comparación con el infiel Israel). Pero podría ser útil el que se nos permitiera identificarnos por un momento con la gente y con Moisés. ¿No hay momentos en los que sacudimos los puños contra Dios, preguntando: “Por qué nos has hecho esto?”, O, “¿por qué has puesto esta carga sobre mí?” El que es espiritualmente maduro inevitablemente pasa por esos momentos. Al igual que Moisés, podríamos presentar esos sentimientos de agravio a Dios, reconociendo nuestro dolor, y esperando en la posibilidad de que Dios responda.

La sección final de esta lectura lidia con el don de la profecía. Los “ancianos” representan al liderazgo institucional. A algunos de estos líderes se les da el don de la profecía, pero no a todos. A otros dos hombres, Eldad y Medad, también se les dio el don de la profecía y lo estaban ejerciendo fuera del control del liderazgo. Moisés, en un acto de gran sabiduría, lo aprueba, con el deseo de que todo el pueblo de Dios pueda ser tan bendecido con este regalo. Este pasaje es una advertencia a todos los que ocupan posiciones de liderazgo en las iglesias institucionales, el Espíritu soplará donde  quiera, el Espíritu no puede estar y no estará limitado a las instituciones y a sus dirigentes. ¡No trate de obstruirlo!

  • ¿Has tenido una experiencia similar a la de los antiguos israelitas, es decir, un momento que le ha conducido a quejarse de Dios, a cuestionar los caminos y planes de Dios? ¿Cómo superaste esa crisis espiritual?
  • ¿Ves ejemplos modernos del don de profecía que se ejercen más allá de los confines de la religión institucional? A la inversa, ¿ves ejemplos de instituciones que tratan de amordazar a los profetas?

Salmo 19:7-14

La Ley, el tema de estos versículos del Salmo 19, fue vista por los israelitas como un don de Dios. Debido a que Dios los amaba tanto,  les enseñó a vivir una vida armoniosa y santa mediante la promulgación de la ley. Pero la ley de Dios incluía algo más que los 613 preceptos de la Torá. También incluía la sabiduría de Dios. El canon de los libros de la Sabiduría, incluía Proverbios, Job, Eclesiastés, Cantar de los Cantares, Sabiduría, el Eclesiástico, y eran reflexiones sobre la enseñanza de Dios revelada en el flujo y reflujo cotidiano de la vida. Cuando se cumplían, estas “leyes” conducían a la “buena vida”: la paz, la justicia, el genuino respeto al prójimo.

El salmista exalta la ley de una manera que implica más que el cumplimiento literal de sus preceptos. La obtención de la sabiduría también es subrayada (versículo 7), y la felicidad que se logra mediante el vivir el espíritu de la ley es dulce (versículo 10). El versículo 11 habla de una gran recompensa. Los cristianos contemporáneos puede que se sientan inclinados a ver en esto una visión simplista: como un juego de recompensa/castigo, es decir, la recompensa vendrá en la forma de la admisión al cielo. Pero en este momento de la religión israelita, la creencia en una vida futura no formaba parte de la imaginación religiosa. Si se obtuviera una recompensa, sería en esta vida. Y el premio por cumplir las leyes de la Sabiduría sería la plenitud de la vida aquí y ahora.

  • ¿Cómo entiendes el concepto de la Ley de Dios? ¿Es algo más que decretos escritos? ¿Incluye la enseñanza de la Sabiduría discernida a través de la vida cotidiana? ¿Cómo podemos integrar esas dos concepciones de la ley: decretos escritos y la enseñanza de la Sabiduría?
  • ¿Cómo interpretas el versículo 11: “al guardarlos se obtiene un grande galardón”? ¿Ves la recompensa en forma de un dividendo diferido que recibiremos en el cielo, o como la plenitud de la vida aquí y ahora? ¿Qué consecuencias, buenas y malas, podrían tener estas dos interpretaciones diferentes al tratar de vivir hoy como discípulos?

Santiago 5:13-20

Estos son los últimos versículos de la carta de Santiago, un texto atribuido al hermano de Jesús, escrito posiblemente hacia el año 60. Santiago exhorta a sus lectores a integrar su fe en todos los aspectos de sus vidas, y resistir a la tentación de que la fe quede reducida a la aceptación de teorías e ideas.

Los últimos pensamientos del autor tratan de la oración y del ritual. Observe la instrucción de Santiago de llamar a los ancianos para que oren por los enfermos, que usen el aceite en el nombre del Señor. Este ritual sin duda fue un precursor del sacramento de la unción. También observamos la enseñanza de Santiago de confesar nuestros pecados unos a otros, un posible prototipo de la confesión sacramental. Lo más significativo es que Santiago menciona la oración y el ritual. Uno podría argumentar que el enfermo debe orar directamente, y sólo al Señor por sanidad, y confesar los pecados solamente a Dios. Santiago reconoce la necesidad del contacto humano a través de gestos/acciones ritualizados, cosas que están rápidamente desapareciendo de nuestra cultura occidental contemporánea.

Santiago concluye subrayando su tema principal: la fe en acción. Los cristianos, según la enseñanza de Santiago, deben hacer algo más que escuchar la palabra. Deben actuar. La referencia del autor a la muerte en el versículo 20 no se refiere a la muerte física o a la condenación en la otra vida, sino más bien la separación de la comunidad. La fe en acción, entonces, es la fe de las obras para la edificación y la preservación de la comunidad. Aunque los miembros individuales de una comunidad puedan ser pecadores, el buen trabajo para mantener la unidad del grupo sirve para contrarrestar, para “cubrir una multitud de pecados” (v. 20).

  • ¿Por qué las oraciones rituales y los gestos son importantes en la práctica de la fe cristiana?
  • En su experiencia, ¿cuándo estos rituales han sido especialmente significativos?

Marcos 9:38-50

El texto de este evangélico tiene el potencial de plantear serias preguntas a nuestras comunidades cristianas, preguntas que muy probablemente no tendrán respuestas claras. Después hacernos eco de la enseñanza y el ejemplo de Moisés, como hemos estudiado antes, es decir que la obra de Dios/Espíritu no siempre estará bajo el control institucional (o no bajo el control inmediato de Jesús y sus discípulos, en este contexto), Jesús emplea un antiguo dispositivo literario común para transmitir otra enseñanza, la metáfora del cuerpo. El cuerpo fue utilizado a menudo como símbolo de la comunidad (ver también 1 Cor. 12). Jesús está aquí abordando la cuestión de escándalo, si un miembro de la comunidad está llevando a otros por el mal camino, ese miembro debe ser removido antes de que todo el cuerpo sea dañado. El lenguaje de Jesús aquí es fuerte. El proverbio que utiliza acerca de la sal al concluir no es inocuo. La sal fue utilizada en el antiguo Cercano Oriente como catalizador para iniciar incendios. Está diciendo a su audiencia que utilicen a veces la confrontación. El versículo 50 podría interpretarse en el sentido de que los alborotadores debieran ser enfrentados para que la comunidad pueda tener paz. En el contexto de nuestras comunidades eclesiales modernas, luchamos por encontrar un equilibrio entre la protección de la integridad de la comunidad y ser compasivos con los descarriados, y también debemos ser conscientes de aquellos que abusan de la enseñanza de Jesús sobre cómo tratar a los miembros escandalosos.

  • ¿Cómo vamos a abordar el tema del  “escándalo” en nuestras comunidades eclesiales?
  • ¿Cómo podemos ser “sal”, como Jesús instruye, y ser compasivos hacia los demás?

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Contacto:
Rvdo. Richard Acosta R., Th.D.

Editor, Sermones que Iluminan

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