Calendario Litúrgico

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Tercer Domingo después de Pentecostés

Propio 8

La Colecta:

Dios todopoderoso, has edificado tu Iglesia sobre el fundamento de los apóstoles y profetas siendo Jesucristo mismo la piedra angular: Concédenos que estemos unidos en espíritu por su enseñanza, de tal modo que lleguemos a ser un templo santo aceptable a ti; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Antiguo Testamento: 2 Reyes 2:1-2, 6-14

1 Aconteció que cuando el SEÑOR iba a arrebatar a Elías al cielo en un torbellino, Elías venía de Gilgal con Eliseo. Y Elías dijo a Eliseo:

—Por favor, quédate aquí, porque el SEÑOR me ha enviado a Betel.

Eliseo dijo:

—¡Vive el SEÑOR, y vive tu alma, que no te dejaré!

Entonces descendieron a Betel.

Luego le dijo Elías:

—Por favor, quédate aquí, porque el SEÑOR me ha enviado al Jordán.

Y él dijo:

—¡Vive el SEÑOR, y vive tu alma, que no te dejaré!

Fueron, pues, los dos. Y llegaron cincuenta hombres de los hijos de los profetas y se pararon al frente, a lo lejos. También ellos dos se pararon junto al Jordán. Entonces Elías tomó su manto, lo dobló y golpeó las aguas, las cuales se apartaron a uno y a otro lado; y ambos pasaron en seco. Y sucedió que cuando habían pasado, Elías dijo a Eliseo:

—Pide lo que quieras que haga por ti, antes que yo sea arrebatado de tu lado.

Eliseo dijo:

—Te ruego que pase a mí una doble porción de tu espíritu.

10 Él dijo:

—Has pedido algo difícil. Si me ves cuando sea arrebatado de tu lado, te será concedido; si no, no.

11 Aconteció que mientras ellos iban y conversaban, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego los separó a los dos, y Elías subió al cielo en un torbellino. 12 Eliseo, al verlo, gritó:

—¡Padre mío, padre mío! ¡Carro de Israel, y sus jinetes!

Nunca más lo vio. Y agarrando sus ropas, las rasgó en dos partes.

13 Entonces Eliseo recogió el manto de Elías, que se le había caído, y regresó. Luego, deteniéndose a la orilla del Jordán, 14 tomó el manto de Elías que se le había caído, golpeó las aguas y dijo:

—¿Dónde está el SEÑOR, el Dios de Elías?

Y cuando él también golpeó las aguas, estas se apartaron a uno y a otro lado; y Eliseo cruzó.

Salmo: 77:1-2, 11-20

  1     Con mi voz clamo a Dios; *
             a Dios clamo, y él me escuchará.
  2     A mi Soberano busqué en el día de mi angustia; *
             alzaba a él mis manos de noche, sin descanso; rehusé ser consolado.
11     Me acordaré de las obras del Señor; *
             haré memoria de tus maravillas antiguas.
12     Meditaré en todas tus obras, *
             y consideraré tus hazañas.
13     Oh Dios, santo es tu camino. *
             ¿Qué dios es tan grande como nuestro Dios?
14     Tú eres el Dios que hace maravillas; *
             hiciste conocer a los pueblos tu poder.
15     Con tu brazo redimiste a tu pueblo, *
             a los hijos de Jacob y de José.
16     Te vieron las aguas, oh Dios; las aguas te vieron, y temblaron; *
             aun los abismos se estremecieron.
17     Las nubes derramaron sus aguas; tronaron los cielos; *
             tus saetas destellaron de un lado a otro.
18     El sonido de tu trueno estaba en el torbellino;
        tus relámpagos alumbraron el mundo; *
             se estremeció y tembló la tierra.
19     En el mar fue tu camino, y tus sendas en las aguas profundas, *
             pero tus pisadas no fueron vistas.
20     Condujiste a tu pueblo como a un rebaño, *
             por mano de Moisés y Aarón.

Antiguo Testamento: 1 Reyes 19:15-16, 19-21

15 Y el SEÑOR le dijo:

—Ve, regresa por tu camino, por el desierto, a Damasco. Cuando llegues, ungirás a Hazael como rey de Siria. 16 También a Jehú hijo de Nimsi ungirás como rey de Israel; y ungirás a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mejola, como profeta en tu lugar.

19 Cuando se fue de allí, halló a Eliseo hijo de Safat, que estaba arando con doce yuntas de bueyes delante de él, y él estaba con la duodécima. Pasando Elías hacia él, echó su manto sobre él. 20 Entonces él dejó los bueyes, fue corriendo tras Elías y dijo:

—Permíteme besar a mi padre y a mi madre, y luego te seguiré.

Elías le dijo:

—Ve y vuelve; pues, ¿qué te he hecho yo?

21 Eliseo dejó de ir tras él. Luego tomó la yunta de bueyes y los mató. Y con el arado de los bueyes cocinó su carne y la dio a la gente para que comieran. Después se levantó, fue tras Elías y le servía.

Salmo: 16

  1     Guárdame, oh Dios, porque a ti me acojo; *
             dije al Señor: “Tú eres mi Soberano; no hay para mí bien fuera de ti”.
  2     Para los santos que están en la tierra, *
             y para los íntegros, es toda mi complacencia.
  3     Se multiplicarán los dolores, *
             de aquéllos que sirven diligentes a otros dioses.
  4     No ofreceré yo sus libaciones de sangre, *
             ni en mis labios tomaré los nombres de sus dioses
  5     Tú, oh Señor, eres la porción de mi herencia y de mi copa; *
             tú sustentarás mi suerte.
  6     Me toca una parcela hermosa; *
             en verdad, una heredad magnífica.
  7     Bendeciré al Señor que me aconseja; *
             aun en las noches me enseña mi corazón.
  8     Al Señor he puesto siempre delante de mí; *
             porque está a mi diestra no seré conmovido.
  9     Por tanto se alegra mi corazón, y se goza mi espíritu; *
             también mi carne reposará segura;
10     Porque no me dejarás al sepulcro; *
             ni permitirás que tu santo vea la fosa.
11     Me mostrarás la senda de la vida; *
             en tu presencia hay plenitud de gozo, deleites a tu diestra para siempre.

Nuevo Testamento: Gálatas 5:1, 13-25

1 Estén, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no se pongan otra vez bajo el yugo de la esclavitud.

13 Ustedes fueron llamados a la libertad, hermanos; solamente que no usen la libertad como pretexto para la carnalidad. Más bien, sírvanse los unos a los otros por medio del amor, 14 porque toda la ley se ha resumido en un solo precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo15 Pero si se muerden y se comen los unos a los otros, miren que no sean consumidos los unos por los otros.

16 Digo, pues: Anden en el Espíritu, y así jamás satisfarán los malos deseos de la carne. 17 Porque la carne desea lo que es contrario al Espíritu, y el Espíritu lo que es contrario a la carne. Ambos se oponen mutuamente para que no hagan lo que quisieran. 18 Pero si son guiados por el Espíritu, no están bajo la ley.

19 Ahora bien, las obras de la carne son evidentes. Estas son: inmoralidad sexual, impureza, desenfreno, 20 idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, ira, contiendas, disensiones, partidismos, 21 envidia, borracheras, orgías y cosas semejantes a estas, de las cuales les advierto, como ya lo hice antes, que los que hacen tales cosas no heredarán el reino de Dios.

22 Pero el fruto del Espíritu es: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre y dominio propio. Contra tales cosas no hay ley 24 porque los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.

25 Ahora que vivimos en el Espíritu, andemos en el Espíritu.

El Evangelio: Lucas 9:51-62

51 Aconteció que, cuando se cumplía el tiempo en que había de ser recibido arriba, él afirmó su rostro para ir a Jerusalén.

52 Envió mensajeros delante de sí, los cuales fueron y entraron en una aldea de los samaritanos para hacerle preparativos, 53 pero no lo recibieron porque vieron en su cara que iba a Jerusalén. 54 Al ver esto, sus discípulos Jacobo y Juan le dijeron:

—Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo y los consuma?

55 Él se dio vuelta y los reprendió, 56 y fueron a otra aldea.

57 Mientras ellos iban por el camino, cierto hombre le dijo:

—¡Te seguiré a dondequiera que vayas!

58 Jesús le dijo:

—Las zorras tienen cuevas y las aves del cielo tienen nidos pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza.

59 Dijo a otro:

—Sígueme.

Pero él le dijo:

—Señor, permíteme ir primero a enterrar a mi padre.

60 Y Jesús le dijo:

—Deja que los muertos entierren a sus muertos; pero tú ¡ve y anuncia el reino de Dios!

61 Entonces también le dijo otro:

—Te seguiré, Señor, pero primero permite que me despida de los que están en mi casa.

62 Pero Jesús le dijo:

—Ninguno que ha puesto su mano en el arado y sigue mirando atrás es apto para el reino de Dios.

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Las Colectas, Salmos y Cánticos son del Libro de Oración Común, 1979.

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