Pentecostés 3 (C) – 29 de junio de 2025
June 29, 2025
LCR: 1 Reyes 19:15–16, 19–21; Salmo 16; Gálatas 5:1, 13–25; San Lucas 9:51–62

“Seguir a Cristo: Decisión, Renuncia y Fidelidad”
El momento decisivo (v. 51): “Cuando ya se acercaba el tiempo en que Jesús había de subir al cielo, emprendió con valor su viaje a Jerusalén”. Este versículo marca un punto de inflexión en el Evangelio de Lucas. Desde aquí hasta el capítulo 19, Jesús camina rumbo a Jerusalén. Pero este camino no es geográfico solamente, sino teológico y espiritual. Jesús se dirige voluntariamente hacia la cruz. Jesús sabía que su obediencia lo llevaría al sufrimiento, y aun así lo aceptó con determinación. Aquí vemos la fidelidad del Siervo de Dios, que no retrocede ante el costo del amor.
¿Estamos afirmando el rostro para seguir a Cristo, aunque implique sufrimiento, rechazo o pérdida? El discipulado no es para los indecisos. Jesús va al Calvario, y nos invita a caminar con Él.
Rechazo y misericordia (vv. 53-54): “pero los samaritanos no quisieron recibirlo, porque se daban cuenta de que se dirigía a Jerusalén”.Los samaritanos rechazan a Jesús por razones religiosas y políticas. Jerusalén representaba todo lo que ellos detestaban. Por su parte los discípulos, con celo, pero sin discernimiento, quieren venganza: “Señor, ¿quieres que ordenemos que baje fuego del cielo, y que acabe con ellos?”. La respuesta de Jesús es contundente: los reprende. Porque su misión no es destruir, sino salvar. El Reino de Dios no se impone con violencia, sino que se ofrece en amor, incluso a los que lo rechazan.
¿Cuántas veces reaccionamos como los discípulos? Con enojo, con juicio, con condena, pero el verdadero discípulo responde con compasión. Seguir a Cristo también es aprender a amar a los que no nos aceptan.
Tres personas, tres obstáculos al discipulado (vv.57–62): Aquí encontramos una enseñanza profunda y radical sobre el discipulado. Jesús no busca simpatizantes, sino seguidores decididos. Pero qué se encuentra:
El impedimento de la comodidad: “deseo seguirte a dondequiera que vayas. Jesús le contestó: Las zorras tienen cuevas y las aves tienen nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde recostar la cabeza”. Jesús no rechaza al hombre, pero sí lo confronta. ¿Estás dispuesto a dejar la seguridad? Él mismo no tiene hogar, no busca prestigio, no vive cómodamente. Muchos quieren un Cristo que resuelva sus problemas, no un Señor que los llame a la renuncia. ¿Estamos dispuestos a incomodarnos por el Reino? ¿a vivir con menos para servir más? El discipulado comienza cuando dejamos de buscar comodidad.
El impedimento del deber familiar:“Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre”. Parece una petición razonable. En la cultura judía, enterrar al padre era una obligación sagrada. Pero Jesús responde: “Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve y anuncia el Reino de Dios”. Jesús no está negando el valor de la familia. Está diciendo: hay momentos en que el Reino de Dios requiere prioridad absoluta. ¿Quién ocupa el primer lugar en nuestra vida? ¿nuestra familia, deberes, planes? Seguir a Jesús implica ponerlo por encima de todo, incluso de lo que más amamos.
El impedimento de la nostalgia: “Señor, quiero seguirte, pero primero déjame ir a despedirme de los de mi casa. Jesús le contestó: El que pone la mano en el arado y sigue mirando atrás, no sirve para el reino de Dios”. Jesús usa una imagen agrícola: el que ara debe mirar hacia adelante. Si mira hacia atrás, se desvía. ¿Cuántas veces comenzamos con entusiasmo, pero miramos atrás? La nostalgia, la duda, el deseo de controlar el pasado nos desvían. El discipulado requiere una mirada firme hacia Cristo, sin volver atrás.
Como conclusión debemos entender que Jesús no busca multitudes, sino discípulos verdaderos. Jesús no endulza el mensaje, no ofrece una vida fácil, ofrece una vida con propósito eterno. Hoy el Señor sigue diciendo: “Sígueme”, pero este llamado implica decisión firme (como Jesús rumbo a Jerusalén), corazón compasivo (como el que no responde con fuego) y renuncia a la comodidad, al deber familiar y al pasado. ¿Qué está impidiendo que sigamos a Cristo con todo tu corazón? ¿Nos hemos quedado en la emoción o hemos dado el paso del compromiso total? ¿Hay algo o alguien que amemos más que a Cristo?
Podemos concluir con una oración: Señor Jesús, tú afirmaste tu rostro hacia Jerusalén por amor a nosotros. Ayúdanos a afirmarnos en tu camino, aunque cueste. Enséñanos a poner tu Reino por encima de todo y a caminar contigo sin mirar atrás. Haznos discípulos verdaderos, valientes, fieles y compasivos. Amén.
El Rev. Franklin Morales, es el Canónigo para los Ministerios Latinos e Hispanos de la Diócesis Episcopal de Carolina del Norte, es Oriundo de Venezuela y ha estado sirviendo a su Diócesis por un año y seis meses.
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