Estudio Bíblico

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Estudio Bíblico: Día de Pascua (B) – 2021

April 04, 2021

RCL: Hechos 10: 34-43; Salmo 118: 1-2, 14-24; 1 Corintios 15: 1-11; Juan 20: 1-18

Hechos 10: 34-43

“¡La Iglesia Episcopal le da la bienvenida!” El mensaje se publica en las esquinas de miles de ciudades de las Américas. Creado en la década de 1950, el lema y el letrero se adoptaron no solo para atraer miembros, sino también para expresar el profundo valor de la hospitalidad de la Iglesia. En la Iglesia Episcopal creemos que todos tienen un lugar en nuestras comunidades y ansiamos invitarlos a que se sienten con nosotros a la mesa del Señor.

Vemos un mensaje similar en la lectura de los Hechos de los Apóstoles de este domingo de Pascua, en la que Pedro se sorprende al descubrir que Dios ha derramado el Espíritu Santo incluso sobre el centurión gentil, Cornelio, y su familia. “Dios no hace diferencia entre una persona y otra”, exclama Pedro. Sin embargo, observe que en este pasaje, Pedro no es quien da la bienvenida a la familia de Cornelio. La familia de Cornelio es la anfitriona que da la bienvenida a Pedro. De hecho, es Pedro quien, al principio, se resiste a entrar en el hogar de los gentiles. Sin embargo, al entrar, encuentra que el Espíritu Santo ya ha entrado antes que él

Practicar la hospitalidad es una hermosa expresión del amor cristiano profundamente arraigado en la tradición de las Escrituras hebreas; justo cuando Jesús salió de la tumba, Cristo resucitado llama a su pueblo a salir de sus hogares y lugares de culto para encontrar la hospitalidad que otros les brindan en los lugares que menos esperan. Jesús nos llama a salir de nuestras comunidades para unirnos al Espíritu Santo en la obra de “todas las naciones.”  Quizás nuestros letreros deberían decir: “¡La Iglesia Episcopal viene a ti!”

  • ¿Quién experimenta la transformación en este pasaje? ¿Pedro o Cornelio y su familia?
  • ¿Cuándo ha experimentado una hospitalidad inesperada?

Salmo 118: 1-2, 14-24

“Este es el día en que actuó el Señor.” El salmo de hoy es jubiloso en alabanza y celebración, declarando que Dios ha actuado victoriosamente a favor de los rechazados, los oprimidos, los desamparados, los que se enfrentan a la muerte en cada esquina. El Dios de este salmo está vivo y activo. El Dios de este salmo es aquel cuya “misericordia es para siempre”.

Es un Dios que a muchos de nosotros nos cuesta ver en este año doloroso de muerte y desesperación. ¿Cómo puede Dios estar vivo y bien, cuando mis vecinos no lo están? Y, sin embargo, la visión del Dios de la vida a menudo se ve con mayor claridad en el valle de la muerte. El Dios de vida presentado en las Escrituras es el Dios que conoce la muerte íntimamente y la ha atravesado. Dios no es ignorante cuando se trata de la muerte, y Dios no ignora nuestra lucha actual. Dios nos encuentra en la lucha y nos da vida. Así que hoy, como los israelitas, celebramos al Dios de la vida que se encuentra con nosotros al borde de la muerte.

  • ¿Qué significa regocijarse y alegrarse en el Dios de la vida cuando estamos rodeados de muerte?

1 Corintios 15: 1-11

A mi hijo y a mí nos gusta caminar por el bosque cerca de nuestra casa y recolectar bellotas. A veces sostengo las bellotas en mi mano y pienso en el árbol del que provienen. Pienso en cómo el bosque está formado por cientos de árboles que provienen de cientos de bellotas de cientos de otros árboles. El bosque puede parecer una presencia estática e inmutable, pero es dinámica, siempre creciendo y transmitiendo vida a vida

En el pasaje de hoy de 1 Corintios, el autor pinta un cuadro similar de la Iglesia, que brota de la resurrección de Cristo. San Pablo recibió la experiencia de esa resurrección vivificante de Cefas, de los doce, de otros quinientos, de Santiago y de otros apóstoles (lamentablemente, Pablo omite mencionar a todas las mujeres). Luego fue transmitido por San Pablo a los propios corintios. Y en algún momento a lo largo de la línea, el conocimiento y la experiencia de la resurrección de Cristo nos han llegado hoy a nosotros.

Por eso, la Pascua no es simplemente una celebración de una memoria histórica, sino que, como el bosque por el que caminamos mi hijo y yo, es una celebración de un misterio permanente que se lleva a cabo continuamente en la vida dinámica, en constante crecimiento, de la Iglesia en constante cambio. Es digno de mención que en este pasaje, San Pablo no le dice a la Iglesia: “Fueron salvados” sino más bien, “Están siendo salvados”. Por lo tanto, en este día de Pascua, no sólo recordamos una resurrección que tuvo lugar hace 2.000 años, sino que también experimentamos nuestra propia participación en la resurrección continua de Cristo.

  • ¿Qué implicaciones podría tener la noción de “estás siendo salvado” en lugar de “fueron salvados” en la vida cristiana?
  • ¿En qué se diferencia ver la Pascua como un evento de salvación continua de verla como un momento histórico único?

Juan 20: 1-18

“No hacer nada, a menudo, conduce a la mejor clase de algo”. Eso dice Winnie the Pooh en la película de Disney de 2018, Christopher Robin. La película presenta a un Christopher Robin adulto, que se ha vuelto tan consumido con su “importante” labor en el trabajo de su empresa que apenas tiene tiempo para su esposa e hija y casi se ha olvidado de sus amigos de la infancia en el bosque de los cien acres. Sin embargo, con un útil recordatorio de su amigo de la infancia, Pooh, Christopher Robin aprende de nuevo a frenarse en su afán y a darse cuenta de lo que es realmente importante en la vida

Es una historia familiar, particularmente en nuestro mundo super productivo y consumista. ¿Estaremos demasiado ocupados con nuestras listas de tareas pendientes para notar el milagro de la Pascua de este año, o nos detendremos a no hacer nada para encontrar “el mejor tipo de algo?”

Eso es exactamente lo que vemos hacer a María Magdalena en la lectura del Evangelio de hoy, cuando experimenta un encuentro con Jesús resucitado que le cambia la vida. Tan pronto como Pedro y el otro discípulo vieron la tumba vacía, se fueron de nuevo, presumiblemente para encontrar algún tipo de “solución” al problema de una tumba robada. No María Magdalena. En lugar de huir para encontrar algo que hacer sobre el problema, se tomó el tiempo para detenerse y darse cuenta. Para notar su propio trauma y pérdida, y llorar. No hacer nada más que sentir. Y fue allí, en su llanto silencioso, donde se le dio el gran privilegio de ser la primera persona en ver a Jesús resucitado cara a cara. Mientras Pedro y el otro discípulo se habían ido a hacer cosas importantes, María se quedó sin hacer nada, lo que condujo “a la mejor clase de algo”. A menudo somos llamados a lanzarnos a la acción de una importante lista de cosas que hacer, pero si nunca nos detenemos para notar el mundo interior y el mundo que nos rodea, podríamos perder por completo el milagro transformador de la Resurrección

  • ¿Con quién se identifica más en este pasaje?
  • ¿Cómo podría encontrar algo de tiempo para no hacer nada en esta temporada de Pascua?

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Contacto:
Rvdo. Richard Acosta R., Th.D.

Editor, Sermones que Iluminan

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