Estudio Bíblico

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Estudio Bíblico: Epifanía 7 (C) – 2025

February 23, 2025

LCR: Génesis 45:3-11, 15; Salmo 37:1-12, 41-42; 1 Corintios 15:35-38,42-50; Lucas 6:27-38

Este estudio bíblico forma parte de una serie producida por la Oficina de Asociaciones Globales de La Iglesia Episcopal.

Génesis 45:3-11, 15

La historia de José es bien conocida. Sus hermanos lo vendieron a unos mercaderes y, tras un tiempo de prisión y sueños, acabó convirtiéndose en un gran administrador en la tierra de Egipto. La lectura de hoy nos trae el reencuentro entre José y sus hermanos. Un encuentro tan emotivo que no sólo trajo pesar y tristeza, sino también alegría y reconciliación. Todo eso en unos pocos versículos, en unas pocas frases. Esa historia familiar nos invita a reflexionar sobre la reconciliación y la reconstrucción de las relaciones. Al leer ese pasaje a la ligera, puede parecer que el perdón fue instantáneo entre José y sus hermanos. En realidad, todos tuvieron que superar el resentimiento y la culpa para seguir adelante. Fueron llamados por Dios, como señala José, para restaurar sus lazos familiares mientras la vida los desafiaba a todos con el hambre y las difíciles condiciones de vida.

  • ¿Te has sentido alguna vez traicionado o despreciado por aquellos a quienes quieres o en quienes confías (familia, amigos, compañeros, etc.)?
  • ¿Crees en la reconciliación y el perdón como experiencias esenciales para la salud mental y espiritual?

Salmo 37:1-12, 41-42

Los salmos son esas queridas oraciones antiguas que llevan siglos consolando e inspirando a los cristianos. Confiados, dramáticos, alegres y reflexivos, los salmos nos invitan a esperar en el amor misericordioso e inagotable de Dios. Suelen animarnos a poner nuestra confianza en Dios, que es quien cuida de toda la creación. Los salmos se afanan en expresar todas las dimensiones de la vida: a todos nos suceden cosas buenas y malas, sufrimientos e injusticias, tristeza y soledad – pero también alegría, libertad y compañía. El Salmo 37 insiste en que debemos esperar pacientemente en el Señor y seremos amorosamente recompensados.

  • ¿Oras con los salmos en tus momentos personales de oración?
  • ¿Sabes que puedes orar todo el salterio en un mes utilizando las rúbricas del Libro de Oración Común?

1 Corintios 15:35-38,42-50

El apóstol Pablo era una persona a la que le gustaba escribir utilizando palabras y expresiones significativas y sus contrarios. En su carta a sus compañeros cristianos de la Iglesia de Corinto, hablaba de la Resurrección en términos de grandes contrastes: perecedero/imperecedero, deshonor/gloria, debilidad/potencia, cuerpo físico/cuerpo espiritual. Esencialmente, el apóstol quería recordarnos el modo transformador de las obras de Dios en este mundo. Nada permanecerá igual; todo y todos han de ser cambiados y mejorados por la acción amorosa de Dios.

  • ¿Te das cuenta del modo inesperado en que Dios cambia las cosas y las situaciones de la vida?
  • En un mundo dominado por la idea del dinero y el éxito, ¿cómo podemos confiar en las promesas de Dios cuando somos pobres o débiles?

Lucas 6:27-38

El Evangelio de Lucas puede resultar a veces muy inquietante. Hay un padre amoroso e indulgente de dos hijos testarudos. Hay un extranjero desconfiado (el samaritano) que muestra misericordia y compasión y cumple la voluntad de Dios. También está el Magnificat, un poema bíblico en el que se exalta a los pobres y se despide con las manos vacías a los ricos. Vivimos en un mundo en el que incluso los servicios bancarios y las tarjetas de crédito ofrecen cashback y todo tipo de ventajas a cambio, pero el Señor Jesús nos pide que «amemos [a nuestros] enemigos, hagamos el bien y prestemos, sin esperar nada a cambio». ¿Cómo puede ser? Nuestra llamada a ser misericordiosos va mucho más allá de nuestras habilidades y virtudes, ¿verdad? Quizá encontremos algunas respuestas si volvemos a la cuestión de confiar nuestra vida y nuestro futuro a Dios y esperar en el amor del Padre, como acabamos de leer en las lecturas anteriores. «Sed misericordiosos, como vuestro Padre es misericordioso».

  • ¿Cómo podemos aceptar y obedecer las palabras de Jesús en los versículos 27 y 28:«Yo os digo a los que me escucháis: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os maltratan»? ¿Es eso algo razonable hoy en día?
  • ¿Qué significa realmente ser misericordioso hoy en día? ¿No es demasiado ingenuo?

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Contacto:
Rvdo. Richard Acosta R., Th.D.

Editor, Sermones que Iluminan

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