As humans, we often think of our lives in terms of stories. So much of the input of our senses, what we hear and what we read – and even what we feel – is processed in terms of story. We are the protagonist, the heroine or hero on a journey, pursuing our goal, facing conflict along the way, and each day is another chapter in our story.

When we look to the example of Jesus, we see a life in which God was incorporated in a very real way as part of that story. As we embark on the Way of Love, the practice that leads us in the footsteps of Jesus and those who have followed him for generations, we can invite God into our own stories.

The Way of Love calls us to the practice of learning. As the Psalmist prays, “Show me your ways, Lord, teach me your paths.”

By reading the scriptures, taking time to study, listen, and absorb what they say, we are entering into the long, deep, stream of humankind’s experiences with God. By taking time daily to engage with the Scriptures, particularly the stories of the life of Jesus, we move beyond pop culture interpretations and quick one-line verses and immerse ourselves into the character, will, and story of God. And by internalizing what we read—meditating and allowing even the most mysterious words to flow over us and work inside of us—we are allowing God to work in our story, too.

Diving into the Scriptures can be daunting for some. The Bible is not a rulebook or instruction manual to be easily digested and applied on first reading. Instead, it is a library of different experiences with God, written or told by many different people in different places for different reasons over generations of time.

Beginning to understand and know the Scriptures is a lifelong practice, and calls for patience, openness, and a willingness not to know every answer. But as we continually study, and discuss with other people who accompany us on our journey, and reflect upon the ideas on the page, sometimes wrestling with them, and sometimes just letting them flow by like a spring breeze, we will grow in understanding, and we will get to know God better, as God becomes more and more intertwined with our own story.

Are you willing to commit to the practice of learning? Are there those around you who can support and join you as you learn?

Learn more about the Way of Love at episcopalchurch.org/wayoflove. You can find suggestions on getting started and going deeper with Learning at iam.ec/explore.

Explore el Camino del Amor: Aprender

Como seres humanos, con frecuencia pensamos en nuestras vidas como relatos. Gran parte de la aportación de nuestros sentidos, lo que oímos y lo que leemos, e incluso lo que sentimos, se procesa como relato. Somos el protagonista, la heroína o el héroe en una trayectoria, en la búsqueda de una meta, enfrentando el conflicto a lo largo del camino, y cada día es otro capítulo de nuestra historia.

Cuando nos fijamos en el ejemplo de Jesús, vemos una vida en la que Dios se incorporaba de una manera muy real como parte de esa historia. Al emprender el Camino del Amor, las prácticas que nos llevan tras las huellas de Jesús y de los que le han seguido a lo largo de generaciones, podemos invitar a Dios a intervenir en nuestras propias historias.

El Camino del Amor nos llama a la práctica del aprendizaje. Tal como ora el Salmista, “Señor, hazme conocer tus caminos; muéstrame tus sendas”.

Al leer las Escrituras, tomándonos tiempo para estudiar, escuchar y absorber lo que dicen, nos adentramos en la corriente larga y profunda de las experiencias de la humanidad con Dios. Al dedicar tiempo diariamente para interactuar con las Escrituras, en particular con los relatos de la vida de Jesús, trascendemos las interpretaciones de la cultura popular y los versículos breves, y nos metemos de lleno en el carácter, la voluntad y la historia de Dios. E interiorizando lo que leemos —meditando y permitiendo incluso que las palabras más enigmáticas fluyan sobre nosotros y obren dentro de nosotros— estaremos permitiéndole a Dios que obre también en nuestra historia.

Adentrarse en las Escrituras puede ser algo sobrecogedor para algunos. La Biblia no es un reglamento o un manual de instrucciones que pueda procesarse fácilmente y aplicarse a la primera lectura. Por el contrario, es una biblioteca de diferentes experiencias con Dios, escrita y contada por personas muy distintas en diferentes lugares por diferentes razones en el transcurso de generaciones.

Empezar a entender y conocer las Escrituras es una práctica de por vida, y exige paciencia, receptividad y disposición a no saber todas las respuestas. Pero mientras estudiamos continuamente, y discutimos con otras personas que nos acompañan en nuestro peregrinaje, y reflexionamos sobre las ideas expuestas en el texto, luchando a veces con ellas, y a veces dejándolas que fluyan como una brisa de primavera, desarrollaremos nuestra comprensión, y llegaremos a conocer mejor a Dios, en la medida en que Dios llega a interrelacionarse cada vez más con nuestra propia historia.

¿Estás dispuesto a comprometerte con la práctica del aprendizaje? ¿Hay personas en tu entorno que puedan apoyarte y acompañarte mientras aprendes?

Aprenda más sobre el Camino del Amor aquí: episcopalchurch.org/wayoflove. Empieza o profundiza con el compañero Manual de práctica para APRENDER: iam.ec/exploresp.